miércoles, 16 de diciembre de 2009

Incondicional es su apellido




No sé si es la metamorfosis, si son las burbujas en que vivimos, o el frío de invierno, que cada vez me cuesta más enviar una entrada desde este lugar. Haremos un esfuerzo.



La cuestión de hoy quiere parecerse a una burbuja. Una burbuja que nace, que se crea, que vuela, que se deja llevar y estalla en mil pedazos sin saber muy bien porqué, una burbuja de jabón.

A veces me intriga, tan fácil que es aislarse en ella, arroparse a sus paredes, que te da todo lo que necesitas, que inhibe tu cuerpo de cualquier tarea porque ella lo hace todo, y... ¿el momento en que estalla?¿Dónde vas a parar? Vale bien, diremos que ya estoy con el miedo de cuándo va a estallar, que aproveche el momento mientras está surcando los cielos, dejándose llevar por el viento. Pero no, esta vez no es como en todas las otras. Una burbuja es más frágil que en cualquier situación anteriormente descrita. Una burbuja puede desvanecerse en cualquier momento, debido a su fragilidad, a sus enlaces peculiares.

Es por eso que no hay que dormirse en ella, ni quedarse de brazos cruzados. Hay que preparar el cuerpo, prepararlo a la caída, rodearlo de colchones si hace falta. Que no se convierta en un "todo me rebota" sino que, como persona, se esté preparado para lo que venga. Que tanto si ha de ser bueno como si ha de ser complicado, el aterrizaje tenga como consecuencias algunos rasguños a lo sumo, que con el tiempo se irán cicatrizando. Que el tiempo pone cada cosa en su sitio adecuado.

Por otro lado, es cierto que donde nace una burbuja, nacen miles a su alrededor. Y siempre hay alguna que está dispuesta a compartir una caída. Bien por afinidad, bien por aprecio, bien por amor, bien porque es así y no preguntes el porqué, pero siempre hay burbujas cercanas que estarán ahí al lado de la tuya, esperando el momento para ser de ayuda, arropándote, serviciales, burbujas que te ayudarán a amortiguar el golpe, a sopesar dónde es mejor caer o qué es mejor hacer mientras. Burbujas que te seguirán donde vayas, con la decisión que tomes. Creo que la palabra es burbuja incondicional.

Y pienso, que por esos pequeños detalles, vale la pena seguir luchando, reuniendo fuerzas dentro de esa esfera, segundo tras segundo, día a día. Siguiendo y labrando un camino, que en momentos de la vida parece un túnel sin final, pero que con el tiempo, el túnel da paso a un nuevo día y el Sol,, vuelve a lucir en pleno esplendor, radiante como siempre.



...y echar a volar

martes, 3 de noviembre de 2009

Y cuando menos te lo esperas...





La buscaba, la seguía de hace días, y no la veía, ¿dónde se habrá metido? Las horas que son y no la veo por aquí. Un volteo hacia allá y tampoco. Será la ciudad, la muchedumbre, el ir y venir de edificios a tu alrededor. Y te despistas y lo olvidas por un rato. Miras semáforos rojos, coches, gente, trajín, todo a una velocidad de vértigo, a la velocidad del sonido. Todo es posible con la memoria. Puedes rebobinar la cinta cuando quieras, como quieras y a la rapidez que desees. A veces, me concentro y todavía la "oigo", o al menos como en su día la oí, de una manera única y especial. Pero sus movimientos son tan imprecisos para mí que realmente se me hace difícil localizarla entre todo este rumor.

Ayer ya deambulaba, de noche, buscando, buscando, mirando aquí y allá. Y sabía que estaba, que me estaba mirando, que me observaba desde lo lejos, como desde otro mundo, ausente. Sólo puedo decir que lo intuía, y ahí entraba mi componente de desesperación, la intuición sin la visión. No podía, no me dejaba verla, y finalmente llegué a casa y por la ventana era poco probable encontrarnos las miradas. Dormí poco, pero soñé, soñé con ella, en
aquello, y realmente ya no esperaba nada más. Me dió esquinazo, me dejó plantado en medio de la calle. Imposible comprender porqué, pero me resigné y dejé pasar el tiempo.

¿Y hoy? No me la esperaba, ha sido sorprendente, a las 8 menos diez de la mañana ahí estaba, en el horizonte, dirección noroeste. ¿Cómo? Estaba bajísima, me ha sorprendido, su radio era como el doble al de aquella noche. La idea conspiratoria de que se estaba acercando ha durado unos segundos, cuando de repente se ha desvanecido de nuevo, parece que huye de mí.

Parece como si el juego del escondite fuera su mayor diversión. Y bien, a las 8 "PM" la pobre, cansada de estar en la sombra todo el día, ha salido a la luz de la noche. Y allí la he visto, resplandeciente, sin una nube, ningún edificio alrededor, y
así fue. Y entonces la cinta ha vuelto a rebobinar, sí, a recordar. Porque como dirías, "por aquellos viejos tiempos", cuando los lobos solían aullar desde la colina, mientras los lobeznos "retozaban", o bien en la arena, o bien en... ¿un lugar más alto que la colina?

Sí, ahí está por un ratito más
, the Moon, our Moon...















...y yo cuento, y veo una..., dos..., y tres...,
tres lunas llenas... :)
In other words...,
there're no words,
there're feelings...


Un fuerte abrazo!!

sábado, 24 de octubre de 2009

Sensaciones repentinas



...y de cómo comienzas a escuchar una canción, sin atención, esperando la frase que en otro sitio viste escrita, por curiosidad, por ver el contexto en qué está hecha, por analizarla sintácticamente si hace falta, pero no. Te sorprendes de cómo una canción puede hacerte saltar unas lágrimas que saben a cielo, que contienen una dulzura que nadie puede parar. Y la verdad, debe ser el estado de ánimo lo que incentiva esa reacción y el contexto en que la escuchas. Lo mejor de todo, es la espontaneidad, el dejarse llevar por la letra, por la melodía, el no esperarse dónde vas a llegar. Una sensación que recorre las autopistas del alma, que cada vez va más rápida hasta que colapsa y estalla. Y, la sensación continua, qué bonito fue, qué bonito ha sido, y es escuchar la sucesión de notas, de sílabas correcta y volverlo a sentir, una y otra vez...

Gracias por mostrarme un haz de luz más, uno entre tantos más.







Quiero donar tu sonrisa a la luna así que
De noche, que la mire, pueda pensar en ti
[...]
mi amor tan grande como el tiempo, en ti me pierdo
amor que me habla con tus ojos aquí enfrente
y eres tú
Eres tú
Eres tú…
El regalo más grande

sábado, 10 de octubre de 2009

Huele a algo más que Septiembre


A veces, me levanto y huelo la habitación, encerrada durante la noche, con un aire cargado. Me acerco al pomo de la puerta y lo giro. Es cuando siento el frío matinal, y noto el contraste de una estancia a otra. Voy a tientas por el pasillo, el recorrido constante de años y años ha hecho que el cuerpo vaya sin pensar. No imagino el día en que haya algo por medio y tropiece. Será como comenzar el día con mal pie! Me acerco al lavabo, abro el grifo y derramo agua por la cara, mientras comienzo a abrir los ojos, cegados por la luz que ya entra por la rendija.

Es cuando salgo del baño que comienza a llegar esa gama de olores peculiares a mis fosas nasales. Sí, es cierto, los seres vivos tienen olores corporales, que se acaban disimulando al lavarse de vez en cuando, que no a todas horas, ya sabes, nos encogemos. Pero hay olores y olores, está el aroma del café, las tostadas con mermelada recién hechas y para los que no desayunan tan fuerte, la leche suele fraguar un perfume único. Pero, y me pregunto, llega el agua, y bien, la teoría está clara. El agua es insípida, inodora e incolora. ¿Y bien? ¿Por qué cada vez que bebo sabe de una manera, según la botella, según si está fría o natural? Pues sí, en un principio he pensado, será cosa del aliento, que como bebes de la misma botella, se introduce dentro y luego lo vuelves a notar en la siguiente vez que bebes. La hipótesis tiene su peso, pero luego indagando, que si bien el agua no sabe a nada, en realidad sí que podemos ser capaces de distinguir las cualidades de un tipo de agua y de otra.

Simplemente es una de esas reflexiones puntuales, mientras vas recorriendo camino hasta la facultad. Un camino en bici, que te despeja las ideas al llegar a clase. Qué más da, ideas inconexas que de vez en cuando, profundizas y acabas aprendiendo algo más. Y, como cualquier otra mañana, se huele la fragancia de los árboles del bulevar, de los arbustos en flor, se nota la humedad de la lluvia matinal que ha dejado algunas gotas durante el trayecto. Bueno, para romper un poco el encanto, también están los tubos de escape, las alcantarillas, el hedor de algun@, que como decíamos, no se lavan ni en luna llena. Que bueno, ya no sabes qué es peor, si eso o la leche amarga tras el desayuno. Y es que hay que lavarse los dientes, lo tengo dicho...

Entras por los pasillos, el olor residual del tabaco está presente, que aunque haya carteles por doquier, el buen español estará siempre ahí, para incumplir la norma. Y la puerta de clase está entreabierta, por lo que decides mirar como curioso que eres, y ves que los dormidos compañeros ya se están aposentando en lo que será su butaca durante 6 horas. Y entras, -qué remedio, para algo te has levantado, ¿no?- y percibes el olor a madera de los pupitres, recién estrenados, que pronto estarán señalados con fechas de amor, con nombres y el año en que se escribió. Que suena divertido, pero en el 2030, no lo será tanto. Pepito Grillo, 9-10-2009. No, para ese entonces, el ingeniero en cuestión ya debe haber montado una empresa, habrá recorrido medio mundo... o, no, depende del plan que lleva el ingeniero. Porque haciendo números, 21 años tampoco son tantos para acabar la carrera, no? Pues hay quien aún tiene humor para hacerlo!!

El sol va avanzando sobre el cielo, y las horas van pasando, y la bici vuelve a ser tu medio de transporte, que te sumerge por el centro de la ciudad, pasando por callejuelas repletas de trajín, p'aquí p'allá y tiendas de jabones, de mieles, de repostería, herbolisterías. Es genial pasar por delante de ellas, ver el escaparate y quedarte con un poco de su esencia, viajar en un instante a la Edad Media y visitar la naturaleza en estado puro a la vez, mientras el aire roza la piel y los cabellos se remolonan por la velocidad. Que sí, no voy muy rápido, hay que ir con prudencia, pero bueno en las rectas y de buena visibilidad..., uno puede hacer algún que otro sprint, y de paso haces deporte, que nunca viene mal.

Y el día sigue su ritmo, avanzando poco a poco, sin darte cuenta. Y tras haber estado abrumado de tantos olores, tu cuerpo todavía te pide uno, uno más, ese último y único aroma que anhelas toda la semana, que no sabes cómo, pero lo necesitas como el que más. Ese aroma te evade de todo, no sólo te hace viajar a la Edad Media, sino es que te eleva al infinito, despertando todos tus sentidos. Y no estamos hablando de nada más que de ti. Es por eso que envidio el olfato del can, capaz de distinguir una esencia entre miles alrededor, al estilo de Grenouille en El Perfume de Süskind. Aunque este personaje utilizara sus cualidades para actividades no del todo éticas...

Y es que pasan los días, y te das cuenta de que ese aroma forma parte de ti, y que hasta dentro de unos días no lo podrás ver, que sí oir, pero no oler. Al menos queda el fresco recuerdo y esas mariposas que pululan por el estómago, que van haciendo de la rutina un tiempo placentero.

Un fuerte abrazo!



...coge mi mano y apriétala,
recordamos esa noche en la que nos encontramos,
esos días intensos de verano,
no queremos separarnos ni un minuto más
y nos largamos en mi nave espacial...

lunes, 28 de septiembre de 2009

Acción, lección...


Pero, ¿qué sucede? ¿Quién nos está siguiendo, quién va 10 pasos por delante para ir dejando el camino lleno de obstáculos? Como si alguien hubiera cosido a conciencia un muñeco budú, y nos hubieran hecho la vida imposible. Y es que oiga, ya está bien!

Un viaje a Barcelona, un monólogo de Dani Mateo, una visita al Casino para ver a los de "Summercat". A todo eso, por si fuera poco, hay que sumarle pequeñas minucias, pequeños detalles, que pendiendo de un hilo siempre caen para el lado negativo. ¿Tanta fuerza positiva estamos creando a nuestro alrededor que no dejamos para el resto de cosas? ¿Puede que falten croissants? Faltarán! Que una gota puede caer al suelo y no mancharte... te manchará!!!

Y es que la ley de Murphy nos viene al pelo. "Si algo puede salir mal, saldrá mal!"

Pero bueno! Me veo aquí, carraspeando de todo un poco. En fin, no es para tanto, las circunstancias te vienen así y no queda otra que aceptarlas como son y como gente civilizada. No llegamos a ningún sitio partiéndole el taburete a la recepcionista tras la mala
noticia, y que cargue con el peso de esa y todas las anteriores decepciones. No, no era justo. Y es que todo no ha sido malo, obviamente. Es verdad que cuando hablamos de lo negativo, se tiende a enfatizar y olvidar la parte positiva de las cosas, que alguna habrá, seguro.

Además, el curso ya ha empezado, las ganas son tremendas por aprender cada día algo nuevo. Al menos el tiempo pasa rápido..., que tampoco es cuestión de envejecer a la carrera (nunca mejor dicho) pero oye, que si el fin de semana parece que llega antes, pues tampoco está tan mal. Y a lo largo del día, pasan un montón de cosas, algunas de carga negativa, (como decía, las más recordadas) otras de carga neutra (que ni fú ni fá) y las últimas, las positi
vas, que solo te paras a pensarlas y a recordarlas, y a sonreir pensando en ellas, tras haberlas vivido, y unos minutos antes de cerrar los ojos y dejar la imaginación en estado puro, a soñar, a divagar, a volar...

Finalmente, qué más da, si no ha podido ser hoy, será mañana, y sino al
otro. Que para eso reservamos unos kilitos de paciencia, para las grandes ocasiones. Lo bueno es que de momentos negativos también se aprende, siempre hay una lección detrás de una acción -aunque normalmente venga la réaction-. De otro modo, también hay una élection. Puedes elegir entre quedarte apesadumbrado por las circunstancias, es decir, que puedan contigo, o bien, rehacerte y combatirlas con positivismo! Es cuestión de elegir entre hacerte la víctima de todo o afrontar la realidad, así de simple...


Un fuerte Abrazo!

y es que no sé de que me quejo,
al fin y al cabo, lo malo no es tan malo;
eso es, según desde donde lo mires...

lunes, 14 de septiembre de 2009

Fuego... y sus anécdotas



-¿Qué tiene el fuego que nos parece tan hermoso? No importa qué edad tengamos. Siempre nos atrae. Un movimiento perpetuo. Algo que el hombre siempre quiso inventar. Si uno lo dejase arder, duraría toda la vida. ¿Qué es el fuego? Un misterio. Los hombres de ciencia charlan y charlan acerca de moléculas y fricciones. Pero nada saben realmente. Es hermoso porque detruye la responsabilidad y las consecuencias...

Ray Bradbury, Fahrenheit 451


Realmente, en el libro, el fuego elimina toda fuente de preocupación o problemas. Vale! Ya sé que los libros no son problemas, pero ya me entenderás si lo lees o lo has leído. Es un fenómeno que ayuda a olvidar, que desintegra en cenizas, que devuelve a los objetos su origen, el polvo. Pero, a lo largo del libro, el protagonista advierte que el fuego no sólo sirve para borrar, para olvidar. Se da cuenta de que el fuego también es vida, y con el crepitar de sus llamas, emboba las miradas de los diferentes individuos reunidos a su alrededor. Que causa sensaciones diferentes a todos y cada uno de ellos. A algunos les causa terror, a otros les es reconfortante, incluso a otros les ayuda a soñar, en una noche estrellada a la intemperie.

El fuego, para mí, es algo más que esa llama que oscila al son del viento, algo más que la combustión de un combustible, es una sensación dentro de mí, diferente a cualquier otra, y por tanto, única. Una sensación perceptible en la mirada, con los gestos, sobran palabras. Y es que, cuánta razón, hay situaciones en que las palabras sobran, únicamente hace falta observar la manera de actuar, la manera en que esa llama va cogiendo forma. Colores vivos, cálidos, el rojo, el amarillo anaranjado, incluso el azul verdoso, pertenecen a esa gama calorífica, se desprenden y ascienden hasta las capas más altas de la atmósfera, y vuelan, mientras ven las estrellas en la lejanía. El fuego, también origen de catástrofes, de miseria, de tormentos, de preocupación... y es que, como todas las cosas, en exceso, no son buenas a la larga.

Pero bien, el fuego al que me refiero es un fuego delicado, de los que se dejan arder y no lo queman todo enseguida, que va poco a poco, sin prisa, pero sin pausa. Y como el ave fénix que de sus cenizas vuelve a resurgir, pues las cenizas que éste fuego deja, se vuelven a convertir en combustible, pero con una ventaja, que recuerda todo lo vivido y
puede aprender de ello y seguir evolucionando. Es por eso, una llama que no termina, un fuego infinito, resistente a vientos y mareas.

Una llama dormida que se ilumina al abrir los ojos y verte a mi lado, acurrucada como te dejé cuando los cerré hacía unas horas. Y despertar junto a ti, por primera vez. Lo que había sido un sueño, hecho realidad. Esa mirada somnolienta, risueña, cansada a pesar de haber dormido (un poco). Y es así, el fuego, un misterio como afirma Ray en su novela, que no sabes ni de dónde surge ni adónde te dirige. Sólo esperar que te guíe, por el buen camino, la llama del amor.

Y así queda, otra forma de ver la típica hoguera de San Juan, o la hoguera primitiva, que reunía tribus indígenas o descendientes de los primeros Homo Erectus. Quién sabe, el fuego se presenta de tantas maneras que nunca se sabe cuál será mejor o peor, simplemente diferente, única y especial...


Derritiéndome como la cera,
tratando de crear algo,
que sin saber cómo,
algún día ya fue creado...

jueves, 10 de septiembre de 2009

La muñeca de porcelana


Es una muñeca, es un juguete, ¿es un objeto? o casi como alguien más de la familia, es ella, es la muñeca, esa muñeca de porcelana con los mofletes sonrosados, la sonrisa estática y los ojos que no paran de mirar. Es esa misma muñeca, la que da miedo por las noches, la que gira la cabeza y te mira al entrar, una muñeca peculiar, la que oye todas las conversaciones, está atenta a todo lo que pasa por delante. Podría estar olvidada en alguna de esas enormes cajas del almacén, donde los juguetes de la infancia acaban amontonándose, unos encima de otros. Esas cajas que siempre se dice, "un día hay que ir a donarlo a alguien que le haga más provecho que aquí" y nunca se hace. Pero no, la muñeca permanece en el segundo estante del mueble, allí posada, junto a un cochecito de carreras rojo. Es un poco siniestra, vale, nunca me han gustado tenerlas de cerca, pero esta es especial.

Ella no es tonta, y sabe qué ocurre a su alrededor. La gente les teme, las muñecas de porcelana tienen mala fama, como causa de fenómenos paranormales. Pero aún así, ahí estaba ella, quietecita. De hecho, hace unos días, permanecía expectante mientras su compañero de habitación hacía algunas tareas. Es una muñeca que sabe estar callada, no molestar cuando sabe que no debe hacerlo y hablar, girar la cabeza, bromear e intimidar -al estilo Chucky-, cuando anochece. Pues bien, a la pobre muñeca le tocó presenciar alguna de esas disputas familiares que tenían, cada vez más a menudo sus compañero
s de casa. Por tanto, una muñeca de lo más objetiva pudo observar de una manera real, los hechos acontecidos aquella tarde.

La muñeca vio cómo llegó su compañero de habitación, algo agobiado y con ganas de terminar lo que tenía entre manos. Pero bien, ello suponía un esfuerzo y una concentración mínima. El caso es que su dueña (la dueña de la muñeca) llegó a casa, tras un duro día de esfuerzo, con unas ganas inmensas de hablar con alguien, de conversar. Y encontró con un familiar que no estaba por la labor, de hecho le daba respuestas cortas, debido a la concentración que había conseguido, gracias al silencio humano, que no musical... La muñeca veía cómo el nivel de adrenalina que segregaba su compañero aumentaba por momentos. Lo cuál, al saber que el stress es directamente proporcional a los niveles de adrenalina, la bomba comenzaba a hincharse. Pero bien, ella lo veía cómo se contenía.

Y, de súbito llegó un tercer familiar, con aires de reproche y mal humor. Aires con los cuáles, roció al compañero de habitación con acusaciones leves, pero irritantes, debido al estado límite en el que se encontraba. Ella sabía que debía controlar a su amigo, es más, confiaba en que podría hacerlo. Pero llegó un momento en que los dos miembros le abrumaron, y bien, la adrenalina tuvo que salir por algún lado. Un grito desgarrador. La muñeca realmente se asustó. Las paredes temblaron. Es cierto, el Instituto de Ondas Sísmicas captaron vibraciones terribles. Una llamada anónima podría haberles explicado el origen de tal vibración. Desde luego, les habría ahorrado preocupaciones diversas.

El caso, es que su compañero, siguiendo atareado como estaba no se dió cuenta en el lío que se había metido, sin comerlas ni beberlas. Y es que a ella, nunca le tuvieron que decir que ya hablaría con los peces del cuadro por la noche, mientras el amigo dormía, porque era evidente que de día molestaba. Pues así, los familiares deberían entender que cuando alguien está concentrado (algo muy cotizado hoy en día) lo que menos quiere es que algo o alguien le obligue a apartar la mirada de aquello a lo que le está prestando atención. Y es que hay más tiempo durante la tarde/noche, ¿no es así? Hay una función básica de cualquier ser vivo, que es alimentarse. Normalmente, la gente se reúne en una mesa y comparte los alimentos que alguien ha cocinado previamente. Es en ese mismo momento donde la conversación de la tarde, puede comenzar, en un momento de relax, donde se pone la máxima atención a la familia... y a la comida... Por tanto, repasemos, un saludo por la tarde y una conversación por la noche, ¿tan difícil es, cuando la época de estudio ha comenzado? Costará entenderlo...

En fin, así lo vivió la muñeca de porcelana, pobre de ella que no es la primera discusión ni la última que verá con sus propios ojos, tiernos de día, y extrañamente diabólicos en la oscuridad.

Que sí, que sí, todo lo que escribo son tonterías, ¿verdad? Claro, nada se refleja en la realidad, todo parece ser mentira, u otra cosa es que no lo quieras ver. Porque yo ahora mismo, veo esa muñeca de porcelana, posada en la estantería, y oye, ahí está ella la mar de feliz.

...para todos aquellos que no les gusta desconcentrarse,
para los que les encanta marear la perdiz,
para los que de un grano de arena, hacen una montaña,
para los que desean reconciliarse, pero quieren hacerlo difícil,
y, para todos los demás, que no saben de qué va, algún día lo entenderán...

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Reencontrarse con uno mismo


Entrando y saliendo, pasillo, habitación, pasillo, baño, pasillo, cocina, pasillo, habitación. Y es que todavía no me he hecho la idea de volver aquí. Pero, ¿de qué voy? Sabía que tarde o temprano la estancia veraniega iba a terminar, como cada año, claro está, nunca había vivido un verano tan intenso. Puede que por no aumentar la magnitud de lo que es, solo lo pensara para mis adentros. Pero, realmente, han sido unos meses probablemente de los mejores que pueda vivir en toda la vida. Y es que cuánta razón tienen los mayores. La juventud es una época para aprovechar al máximo todas las oportunidades que se le ofrecen, siempre y cuando uno esté dispuesto a realizarlas. Una época en que los dolores de cabeza todavía están lejos, aunque de vez en cuando comienzan a llamar a la puerta tímidamente.

Lo cierto es que ahora, escuchando la música que dejé aquí a principios de la época estival, me estoy dando cuenta de que tampoco ha habido un distanciamiento demasiado pronunciado. Y es que ha sido una época de cambio, una época de las que marcan a uno en la vida, de las que se cuña un sello en alguna pared lateral del corazón. Y ¿qué es el corazón? De repente, se me vienen tantas imágenes a la cabeza que contienen la palabra corazón… El motor de la vida, la piruleta que venía en las bolsas de cumpleaños con una figura de corazón, esos latidos que notas cuando acercas tu oído a su pecho, y que cuando no oyes te obsesionas de tal manera, que comienzas a tocar el cuello, la muñeca hasta encontrar su pulso; esa nube que buscas sin parpadear cuando ella no está a tu lado, hasta que la dibujas en el cielo y marcas una suave sonrisa con un leve suspiro; esa sala repleta de corazones con pinzas y algunas notas de cariño (y otras de no tanto amor, sino... lo otro), donde fechamos nuestro amor, donde dibujé una palmera torpemente, donde escribí un pareado sin rima, donde reflexionaste qué pondrías o cómo lo pondrías, donde nunca leí lo que pusiste. Y eso me enlaza a otro lugar, aquella habitación, de fría recepción. Clara y reconfortante de día, oscura y apasionante de noche. Un lugar, ese lugar donde me dijiste qué era lo que ponía en el reverso de la nota, esa nota que quizá hoy todavía esté allí colgada de una pinza, pendiendo de un hilo, que va al mismísimo corazón. Hay montones de cosas que me recuerdan al corazón, algunas agradables, otras no tanto, pero me quedo con la última acontecida, y como tú dijiste, el primer beso de piruleta. ¿Qué te sugiere el corazón?

Lo dicho, el tiempo que llevo ya entre estas paredes se está haciendo reconfortante al escuchar la música de aquellos tiempos. Parece como si las paredes necesitaran de esas ondas para transmitir simpatía, y yo la percibo. No, no estoy loco, qué va. Como mucho, podríamos aceptar esta anomalía psicológica como un daño colateral al traslado de hogar tan repentino. Hasta que me haga la idea… pasarán unos días de rareza. Y es que mañana abriré los ojos, y todavía pensaré que tan solo estás a tres pisos de mí. Pero bien, poco a poco el chip se cambia, y en lugar de ser tres pisos, serán tres campos de fútbol… bendita magnitud de medida… (Aunque quizá sean 6 o 7 pero tenía que decirlo).

Como si un péndulo fuera,
de lado a lado de la esfera,
viendo pasar las horas,
hasta poder volverte a ver...

sábado, 29 de agosto de 2009

Cambio de aires, vuelta a la rutina








Y a estas horas, que o bien podría estar en la piscina, o bien explorando nuevos caminos encima de una bicicleta, aquí estoy, sentado ante el monitor, dejando mi mente libre para pensar y retener todo lo que ha traído de nuevo el verano. Está claro que cualquier hecho es nuevo y diferente a otro en cualquier época de la vida, pero por muy diferentes que sean, hay algunos que te los esperas, que se ven venir a kilómetros de distancia, y otros que si te los contaban meses antes, era imposible creer que algo así pudiera suceder. Pero está bien aprender a llevar los problemas -y no con el sentido negativo de la palabra- por el camino hacia la solución, es decir, el hecho de hacer frente a todo lo que se presente de repente ante uno mismo, sea bueno o malo. Y ahora, te ves tan diferente y cambiado respecto a un pasado relativamente reciente que a veces, necesitas un pellizco para notar que realmente no es un sueño, es que estás soñando despierto.
Lo reconfortante de la situación no es el haber cambiado, sino estar a gusto con dicho cambio y marcar un punto de control nuevo, a lo largo del camino a la felicidad.

Y bien, ahora mismo, debería hacer frente al cambio de casa, no es nada traumático, ya ves, 12 kilómetros de distancia es completamente negligible comparado a la inmensa distancia que separan familias de todo el mundo. Pero es el significado connotativo que le otorgo a ese cambio, el final del verano, el final de todo lo que se había convertido en un hábito gratificante y relajado. Ya firmaría para que un hábito como éste no tuviera fin. Pero sí, hasta los hábitos terminan o, como poco, cesan por una temporada para dar lugar a otros hábitos también gratificantes pero, en contra, no tan relajados. Y es que, ¿qué clase de personas seríamos con una vida llena de tranquilidad? Creo que necesitamos una serie de incentivos, de metas y retos que cuesten sudor, para disfrutar luego, del premio, la vuelta a ese hábito del que hablaba, llamémosle veraniego. Qué más da, aquí o allá, si lo importante es saber que alguien está pensando en ti, que quiere verte, que espera ese premio de reencontrarse otra tarde contigo tanto como tú.

Detalle turolense


Y una cosa no quita la otra. Los momentos de trabajo van a ser realmente abundantes, y habrá momentos de crisis, por descontado, momentos en los que el premio no será merecido, y el trabajo deberá ser más constante. Y sí, con fuerza de voluntad, con las ideas claras, con los ojos mirando a lo lejos de la carretera, y no en los primeros metros de asfalto, será como se podrán evita
r los obstáculos, observar el entorno de manera más abierta y comprender que cuando algo, inevitablemente, tiene prioridad sobre otro elemento, hay que ceder el paso, y tras él, seguir detrás tranquilamente, sin desesperarse. Porque tiempo para el relax y las horas compartidas nunca faltarán.

Sin prolongar demasiado esto, dentro de dos días volveré a sentarme sobre otra silla diferente a esta, que dejé sola hace unos meses y que ahora ya debe estarme esperando. Sé que estaré más cómodo, también sé que el calor será sofocante y sé que, por mucho que me pese, es lo que hay que hacer. Y ahora, casi que iré a terminar algún libro pendiente para comenzar otros en los que ya estoy ansioso de sumergirme entre sus páginas, como aquel niño que tanto deseaba adentrarse en las callejuelas de esa gran ciudad, Barcelona.

Un saludo!

Abrir puertas,
aprovechar una oportunidad,
tumbar muros abajo, elegir caminos y sendas,
todo lo posible para encontrar, forjar y seguir tu destino...

domingo, 23 de agosto de 2009

Día a día, llegamos al año






-Mira qué grande te has hecho, si parecía el otro día cuando no te aclarabas en cambiar de imagen, o el fondo de colores, o la letra de tus escritos, o cuando no tenías demasiado gusto para decorar tus paredes y mírate hecho y derecho...
-Ya ves, el tiempo pasa y pasa, y sin darte cuenta, todo crece, evoluciona y cambia, porque el mundo así lo decidió, crear vidas, dinámica e interrelación entre los seres. Y es que, como ya he dicho en varias ocasiones, la vida es cambio, y aunque ahora parezca lo máximo alcanzable, no es verdad, evidentemente. Todavía queda mucho camino por recorrer, por descubrir nuevos trucos y novedades en este mundo blogger...

Y así, tras semanas de actividad, otras de abstinencia, este rincón se ha ido formando, poco a poco, sin saber muy bien cómo. Y parece que, a estas alturas, me dé vergüenza decir que ya ha cumplido un año de vida. Quizá es porque desde mí mismo, parece como si no fuera el otro día -como se suele decir- sino como si hubieran pasado años y años desde que fue creado. Puede que ese 22 de Agosto ahora hace un año escogí un año de muchos cambios, desde los más sutiles hasta otros que podrían enumerarse al final de nuestros días, como eventos remarcables entre tantos otros que quedan por llegar. Es más que posible que todos y cada uno de los años vividos hayan tenido cambios destacables, pero al contrario de éste, ninguno antes había sido descrito por entradas en un lugar como el que te encuentras leyendo. Es por eso que empezar a leer desde el principio es una tarea realmente emotiva y gratificante, por el hecho de recordar las circunstancias en que fueron escritas las entradas, el sentido que se le dió en su momento, y el que le das ahora, después de unos meses en que la manera de pensar varía u oscila levemente.

Podría escoger varios escritos de entre los 40 y pocos que he creado a lo largo de este período... sí, ya sé que no son demasiados, que con un poco más de insistencia, podría haber hecho mucho más, pero, yo a mi ritmo, con lo que se me ocurre del día a día, de lo que sueño y quiero reflejar, de todo un poco... pero a lo que íbamos, creo que me quedaré con una entrada que representa realmente mucho más de lo que creo, porque son mis orígenes si más no, y al leerlo, toda esa carga emotiva que intenté representar en el papel, todavía se refleja a flor de piel, cada vez que lo leo. Es por eso que me decanto por esa única entrada del mes de Enero, aunque ya digo, desde un punto de vista muy personal, y con todo lo que connota para quien la escribió.

Y ahora, sólo queda esperar lo que nos contará durante el tiempo que sea posible, a la espera, sin desesperarse, porque las circunstancias de cada uno, permiten a veces dedicarle más tiempo a esto. Pero, creo que la dedicación invertida en este pequeño "libro" se verá en detrimento en un futuro próximo, simplemente por mera selección de prioridades. No obstante, se intentará hacer frente a todo, por supuesto! Así pues, poco más puede dar de sí una entrada como ésta, de felicitaciones y celebración de una etapa insignificante, en cuanto a longitud de tiempo, respecto a la existencia o la creación del todo. En cambio, un año sería extremadamente inmenso para una bacteria que sólo vive unos minutos, por ejemplo. Pero bueno, todo es relativo desde el punto desde donde se mire y con los ojos de quien lo mire...



Cinco minutos más para la cuenta atrás,
hacemos el balance de lo bueno y lo malo,
cinco minutos antes de la cuenta atrás,
ya preparan las uvas hay algunos nuevos,
a los que ya no están echaremos de menos...


Un saludo!

martes, 18 de agosto de 2009

Recortes de mí


Hay tanto que contar, tanto que decir y que se quedará en el tintero. Necesito hablar del silencio, del amor, de los besos, de la inspiración, de la falta de ésta, de la concentración, de las ideas claras, del momento all-bran, del verano en general, del verano en particular, de lo que está por llegar, de lo que nos queda por explorar juntos, de la prueba a fuego que nos espera, que sin saberlo aún, se puede augurar un gran sacrificio por ambas partes. Necesito reflexionar sobre esos sueños del futuro, de niños con caras cubiertas de platillos verdes; sobre esos sueños terrenales que me obligan a pensar demasiado mientras descanso, quizá sean fruto de lo que leo, quizá esas persecuciones policíacas y de investigación me induzcan a soñar con ajustes de cuentas, con saqueadores, con misiones encargadas por alguien desde un móvil. Y te levantas y ya no te encuentras, te levantas cansado, tras una noche de plena actividad cerebral. Y es que a veces, más vale soñar en blanco, que tener sueños complicados y enrevesados.

Y es que más vale vivir el presente y preocuparse por el futuro cuando ya aceche nuestras puertas. No obstante, no me veo capaz de afirmar que puedo cumplirlo a rajatabla
. Necesito pensar en lo que vendrá, quizá por un intento de saciar el miedo a lo desconocido, quizá por mera expectación. Y es que por mucha idea, por mucho que ahora se pueda hablar, los acontecimientos vienen como ellos quieren, sin pararse a pensar qué es lo que uno u otro había planeado. Qué más da, pues, preocuparse otra vez -como el año pasado- por ese mes de cambio, por ese mes en que el decir "esto sí que es vida" ha terminado para dar paso a otra época de esfuerzos, de pruebas, de retos, de algún viaje fugaz, una escapadita aquí o allá. Eso sí que hay que planearlo. No te puedes levantar el día en cuestión y coger el primer tren e impovisar... o sí? Bueno, quizá en otra época se pueda hacer, pero ahora todavía hay que dar explicaciones con papeles de por medio de dónde se va, por dónde, cuánto tiempo, con quién, qué vas a comer, qué vas a visitar,... y después de un sinfín de demostraciones de responsabilidad, quizá se lo piensen, quizá... seguro, (espero) ¿y, por qué no? Hay momentos en la vida que o se viven en su momento o se pierden, porque luego ya no serán iguales, ni mejor ni peor, sino diferentes, ¿no crees?...

...pero ahora frente a frente aquí sentados,
festejemos que la vida nos cruzó;
hay tantos caminos por andar,
dime si tu quisieras andar conmigo...
[Qué buen rollo transmite esta canción :)]



Un saludo!

lunes, 10 de agosto de 2009

Tardes de Invierno Tardío VII: Cierra los ojos y sueña



Y cerré los ojos, notando su tierno calor fluyendo por mi espalda. Y entonces comenzó a hablar:

Cierra los ojos, e imagina un lugar, un lugar diferente al que solíamos encontrarnos, cada tarde. Es más, un lugar nocturno, donde la magia comience cuando el sol se pone. Un lugar especial para los dos, donde las leyes sean impuestas por nosotros, donde nadie más pueda molestarnos. Yo mismo imagino una playa, una orilla donde rompen las olas suavemente, hasta humedecer nuestros pies. Una luna que refleja en el mar e ilumina tu rostro con una luz tenue. Corre, además, una leve brisa que ondula tus juguetones rizos, con los que tanto me gustaba arremolinar mi dedo índice. Y entonces, mientras el miedo se intuye a flor de piel, decidimos qué hacer de nosotros. Y te abrazo fuertemente contra mí, al que le responde una mayor presión por tu parte. Respira hondo, nota la sal diluida en el agua del mar, la espuma y la bruma que se presenta más brillante que de costumbre y las luces de algunos barcos en plena faena o anclados en el horizonte. Y cómo no, las estrellas. Siento el olor de tu cabello, de tu fragancia personal, que penetra en mi ropa como lo hizo en su día, en aquella plaza, cuando te reconocí como alguien especial en mi vida.

Creo que los ingredientes ya están puestos para empezar a cocinar. Y encendemos el fuego, el fuego del amor, que nos envuelve en la arena. No nos preocupa lo que ocurra con la arena, aunque se ensucien los ropajes, ahora ya todo da igual, sólo tú y yo, querida, solos...y que el resto fluya como un único ser... deseando que el tiempo se pare, que las horas no pasen, que no cese la noche, que...

-Buenas noches, permítanme, si no molesto, decirle al paciente que mañana a primera hora ya tendrá el alta. Las mejorías han ido avanzando a medida que ha avanzado la noche. Así pues, ya podrá volver a casa -nos informó el doctor.
-De acuerdo, gracias por avisar..
-Perdone por las horas pero así, ya puede dormir tranquilo.
-No se excuse, ha hecho bien en venir, buenas noches -asintiendo con la cabeza.

...


-Pues bien, mañana por la noche, creo que podemos cumplir nuestro sueño, ¿no crees? Ya no hará falta cerrar los ojos, soñaremos con los ojos abiertos. Hasta entonces, mi lady.
-Espera, y ¿por qué no nos vamos ahora? El médico ha dicho que estás bien, te vistes y salimos rápido, antes de que se den cuenta. Y no perdamos ni un minuto más en esta habitación. Hagamos realidad este sueño tardío... - dije susurrándole al oído.

...dicho y hecho. Él se vistió y con mucha cautela conseguimos pasar la zona de enfermería sin que se dieran cuenta de la maniobra. Parecíamos fugitivos en medio de aquel escenario de camillas y sueros. Y bien, al salir cogimos el primer metro que bajaba a la costa. Y nos tumbamos en la arena, y respiramos la brisa marítima, y me miró, y lo miré, y...

¿Sabes? La espera se ha hecho eterna, ¿cuánto tiempo ha tenido que pasar para que esto ocurra? Desde el 1922, ¿recuerdas? Aquel último día de campamento, no tuve el valor de despedirme de ti. Recuerdo que en aquella vida me quedé huérfano a los pocos años de nacer, y tuve que arreglármelas con mi abuelo. Él lo era todo para mí y yo lo era todo para él. Resulta que una noche previa al campamento, prometimos que nadie nos separaría, nadie. Yo estaba convencido de que así sería, pero llegaste tú, por el portalón de piedra con tu sencilla maleta y por momentos temí incumplir aquella promesa. Los acontecimientos se fueron sucediendo y nadie los podía parar. Yo sabía que todo esto debía tener fin, que si mi abuelo se enteraba, acabaría con él y con sus ganas de vivir. Y así fue, adelanté un día mi estancia en el campamento y a primera hora me recogieron para ir de vuelta a casa. Ahora, tras una segunda oportunidad, me doy cuenta del error que cometí, mi abuelo lo hubiera entendido, es más, su alegría habría aumentado sus ganas de vivir. Una pena, que mi reacción fuese la contraria. Pero bien, tenemos una segunda oportunidad para hacer las cosas como debieron ser. Supongo, además, que te fuera difícil superarlo, que el hecho de desaparecer no era alentador para ti, pero qué podía hacer más. Así fue mi manera de actuar y me arrepiento por lo que tuve en mis manos y no hice, pero me alegro de que pueda arreglarlo ahora.

Mientras el rumor del mar seguía de fondo, él se acercaba, me besaba, me acariciaba, me quería, jugaba con mis labios, me susurraba, me encantaba, le encantaba... y el tiempo no pasaba... hasta el amanecer...


Y los enamorados se quedaron acurrucados eternamente, tanto como lo fue su espera. Por fin aprovecharon la oportunidad que se les rendía a los pies. Se lo merecían, se lo ganaron, él y ella, dos almas reencarnadas, reencontradas y reenamoradas. Desde aquí, suerte en su devenir, que seguro, la tendrán.

FIN



Dedicat a la meua piruleta dolceta, perquè sense tu,
aquest final no hauria tingut sentit...



Y bien, aquí termina Tardes de Invierno Tardío, con dos enamorados que por fin encuentran el momento de expresar todo lo que tenían en su interior en estado puro...










martes, 4 de agosto de 2009

Tardes de Invierno Tardío VI: Ella


-Señorita, ¿es la acompañante?- me preguntó un médico.
-Sí, así es.
-Hemos terminado de hacerle las pruebas. El paciente es diabético y ha sufrido una crisis hiperglucémica, como bien indicó usted cuando se desvaneció en el local. Parece que el pronóstico es bueno. Es por eso que se va a recuperar muy pronto, quizá mañana a media tarde ya le demos el alta -comentó con una voz neutra.
-De acuerdo, ¿la habitación esta abierta a visitas ya? -pregunté algo ansiosa.
-Lo siento, se abrirá en una hora, quizá antes, pero es el protocolo a seguir, después de los análisis.
-Bien, no importa -contesté resignada.



El invierno parecía ser cosa del pasado, y era la primavera la que nos abandonaba. Esa época en que los tilos debían estar en su máximo esplendor, así como todo el campo ondulado, guiado por una leve brisa, durante las horas vespertinas. Los insectos comenzaban a trabajar en su época estival. Las abejas iban de flor en flor, captando su esencia para formar ese jugo tan dulce. Las hormigas comenzaban a salir de sus intrincados túneles, para ver la luz y recaudar todo cuanto pudieran mientras no llegara el frío. Las aves se desplazaban en bandadas de un lugar a otro, y paraban a beber en las orillas de pequeñas lagunas, fruto de las lluvias de mayo. Quién más podría haber divisado todo ese paraje si no era él y yo, aquel verano de campamento. Aquel verano en el que nuestras v
idas se cruzaron, pero por algún motivo, de la noche a la mañana, él desapareció de la faz de la Tierra. Ahora pienso y creo que se nos ha otorgado otra oportunidad, para reconstruir todo lo que dejamos de súbito. Y esa tarde, en el "Real", cuando se quitó sus atuendos, lo reconocí, y era él de nuevo. Creía que nunca se atrevería a venir, dudaba del éxito que habría tenido la postal que dejé posada en aquella silla.

Y así, de repente, ensimismada en mis pensamientos, se acercó y sorprendentemente se atrevió a decirme que "hoy era el fin de esa eterna espera". En fin, los acontecimientos posteriores no hace falta recordarlos. Todo se presentó como una cadena de problemas que giraron totalmente los planes que tenía para esa tarde de verano. Y ahí estaba yo, sentada frente a la puerta de su habitación, a la espera de nuevas noticias sobre su estado, y con unas ganas de poder acercarme a su lado que nunca podría haber imaginado antes de encontrármelo aquella tarde de invierno, cerca de la plaza en que mi abuelo me solía llevar a jugar con las palomas y darles de comer.
Migas de pan por aquí, ahora por allá, y siempre cogida de mi abuelo, como si fuésemos uno. Fue una época en que me encontré muy unida a él. Tenía mucha ilusión por verme crecer, desde los primeros biberones, los primeros pasos, las primeras palabras, hasta los primeros dientes y cuando caían los de leche, qué alegría. Su nieta ya se hacía mayor. Me entra nostalgia aún recordar cuánto podríamos haber recorrido juntos... creo que la fuerza que hay ahí arriba le debería haber permitido disfrutar muchos más años. Se lo merecía, pero bien, el día menos pensado llama a la puerta y, no puedes esconderte entre las sábanas, ni ronronear como un gato. Ese día hay que abrirla. Y así, me dejó, su niña, una niña perdida en el Mundo adulto, aunque sabía que siempre que observara la Luna, él estaría allí, cuidando de mi, el resto de los días. Siempre solía enseñarme las estrellas, me cogía en brazos y señalaba estrellas que formaban dibujos y que tenían nombres extraños. Me decía que con un poco de imaginación todo era posible en esa bóveda celeste. De este modo me indicó cuál era el camino para llegar a nuestra estrella secreta. Una estrella que en los días de luna nueva, serviría para comunicarnos.

Y todo venía por la espera. Tantos años sin él, y ahora, por una hora más dentro de ese largo tiempo, estaba entrando en un estado de desesperación. Pero, pude contenerme, no tardaron demasiado en darle el visto bueno y abrir la entrada a visitas. Me acerqué al hueco de la puerta para observar su interior. Empujé y lo vi, sentado en un lado de la cama, mirando por la ventana al exterior. Ya debía haber notado mi presencia, por lo que se giró y me miró a los ojos, con una expresión de pedir perdón por el suceso.

-No pasa nada, cielo. Creo que si no hubiera sido por ti, me habría muerto por la agonía de perderte. Dejé esa señal, tampoco sabía si tú querías, si realmente habías se
ntido lo mismo que yo al cruzarnos, lo dejé a tu elección. Sabía que no lo hacía bien, que si no hubieras venido, nunca más podría haber vuelto a recuperar el pasado, pero no me quedaba otra, soy así.
-Ya has visto el tiempo que he tardado en llegar a ti, no ha sido nada fácil, y las consecuencias no han sido del todo saludables. Debí cerciorarme de que lo que ponía en el té era sacarina y no azúcar. De ese modo, nada de esto hubiera ocurrido.
-Bueno, como en todo, la culpa no es sólo de uno, siempre hay factores que implican o favorecen que algo ocurra de una manera y no de otra. No sé en qué estaría pensando cuando cogí el sobre erróneo. -contesté casi susurrando al oído.
- En fin, ahora poco podemos hacer hasta salir de aquí. Bueno sí, abrázame y cierra los ojos. Te iré guiando... -me dijo mientras me cogía por la cintura, mirando por la ventana desde la que se divisaban los últimos rayos de luz de esa tarde.


Continuará...

...si hoy estas conmigo
es que conmigo estas;
y si yo estoy contigo,
es porque soy tuyo nada más...


domingo, 26 de julio de 2009

Tardes de Invierno Tardío V: Un dulce imprevisto



Ante una posible acción evasiva de abortar la misión y salir echando leches del lugar, la calma me sobrevino de repente. Me ocupé de disimular mi apariencia, mientras ella comenzaba a preparar las siguientes tomas de algunos clientes asiduos. Lo cierto es que cualquier hombre hecho y derecho se habría levantado y se habría dirigido a la barra y, sin más rodeos, habría comenzado esa conversación trascendental que, almenos yo esperaba tener. Pero, los deseos de hacerlo fácil se veían contrarrestados por el miedo a saber qué quería ahora, después de tanto tiempo, con aquella postal tan sugerente para mí, y a la vez tan insignificante para otros.

Hace unos días, estuve indagando sobre posibles casos de vidas posteriores, y noticias sobre el tema. Según las fuentes -poco fiables y... con una tendencia al esoterismo- afirmaban que la posibilidad de que tras el viaje a una nueva vida (dando por supuesto que existían), siendo un ser diferente pero teniendo ciertos rasgos comunes entre las vidas contiguas, el sujeto se encontrase con una persona relacionada con un entorno anterior, era tan baja como que la Tierra deje de rotar mañana mismo. De este modo, pude concluir que, de hecho, un reencuentro con aquella persona que te presentó la felicidad, el amor y el cariño en otra situación espacio/tiempo totalmente diferente a la actual, era prácticamente nula. Pero, como en cualquier otro caso, siempre está la excepción que confirma la regla. Y, así es, ahí tenía la excepción, a escasos metros y sin saber cómo comenzar a explicarle qué ocurrió y porqué todo acabó, tras ese verano. Nunca pude volver a llamarla, en realidad nuestra relación nunca terminó, nadie le puso fin.

Y esa tarde, a las 4 y media, ¿quién me había otorgado la posibilidad de saldar el error que cometimos en aquél momento? Quizá debió haber prescrito ya, no era normal una oportunidad así. Y yo, como un tonto, desaprovechando el momento, como siempre. Lo malo es que después me arrepentiría de no haberme dado a conocer. Es por eso, que opté por pedir un té, a ser posible con un extra de sacarina, para que, de alguna manera insospechada, las neuronas aturdidas al verla, se despertaran de una vez y les enviaran a mis ojos la señal de una intensa mirada, y la capacidad de fluir entre mis labios más de dos palabras sin bloquear la voz.

No pareció reconocerme. Era normal, en un lugar donde concurre día a día tanta gente, puede que al final no te pares a asimilar los rasgos de cada cliente. En este sentido, fue mejor así. Necesité un rato más para digerir la situación y conseguir levantarme de la silla. Recogiendo la chaqueta, me trasladé a uno de los taburetes tapizados en la barra para pagar la consumición. De repente, no sé qué fuerza dentro de mí hizo que me quitase el bigote y la mirara a los ojos para decirle: "algún día había que poner fin a esta eterna espera, ¿no crees?"

De repente, me noté sumergido en un mar de adrenalina que desbordaba por cada poro de la piel. No esperaba tal reacción, todavía no asimilaba que esas palabras habían salido de mí. Pero, el flujo hormonal parecía exceder los límites, esto ya no era normal. La chica sonrió, y empezó a hablar, pero creo recordar que empecé a oirla cada vez más suave, más lejana, mientras los párpados se cerraban. Oía mi nombre en la distancia, exclamaciones de horror, el tecleo de los números de algún teléfono, hasta las sirenas de una ambulancia, cuando posiblemente, ya había caído de bruces.

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-Me ha pedido un té Earl Grey, cargado de sacarina- respondí casi de inmediato.
-Entiendo, ¿ha podido haber algún otro detonante para la caída de tensión del individuo? -preguntó el agente de emergencias sanitarias.

La chica, mirando la mesa sin recoger todavía con cara dubitativa, se le oscureció el rostro cuando observó que los sobres ya abiertos y vacíos que le había dejado a "su" chico, no eran precisamente de sacarina, sino cubitos de azúcar.

-Creo que ya sé el origen del problema...y deberíamos ir al hospital de inmediato -contesté con rotundidad.


Continuará...



Ah sugar, ah honey honey
You are my candy girl
And you've got me wanting you.
Ah honey, ah sugar sugar
You are my candy girl
And you've got me wanting you.
When I kissed you, girl, I knew how sweet a kiss could be
(I know how sweet a kiss can be)




miércoles, 15 de julio de 2009

Destellos en el horizonte




Ya era hora, necesitaba tiempo para mí, debía ser algo inminente o estallaba en pedazos. Por fin solo, sentado en la terraza mirando el atardecer, acompañado de una brisa agradable y pacífica. Quizá suene egoísta pero, ¿quién no necesita algo de tiempo para apartarse de todo y centrarse en sí mismo? Debo reconocer que lo necesitaba, llevaba días deseando esa costumbre de escribir algo más de mí. ¿Por qué no lo hice cuando quise? Quizá debiera estar esperando un momento adecuado, un momento en el que me sintiera inspirado, o tal vez dispuesto a contar algunos eventos recientes, pero como viene siendo la costumbre puede que queden enmascarados en algún relato que quiera ser creado en breves.

Por ese motivo, sería un buen comienzo hablar de porqué tengo algo metido en el ojo izquierdo... o derecho -según de quién lo mire-, puede que sea un grano de arena, gracias al cual un forense podría deducir que esta tarde he estado en la playa, inducido por una sucesión de circunstancias que ni un servidor esperaba que ocurrieran a la velocidad de vértigo en la que han sucedido.

Parece que haya sido como un haz de luz viajando miles de kilómetros sin percatarse de las cosas que ha dejado atrás, antes de comenzar ese viaje. Ese haz de luz parece que ha olvidado lo que dejó por su paso en primavera, lo que ha acabado olvidando cuando pasó por principios de verano, todo y habiendo disfrutado cada infinitésima división de segundo en otros mundos. No, no puede haber olvidado. El haz tiene una memoria envidiable, y por eso ha decidido apartar del recuerdo más próximo todo aquello que le provocaba anomalías en su comportamiento. Es un haz peculiar, parece tener vida, pero a veces se confunde con las sombras, ensimismado en sus cavilaciones. Es un haz que, de vez en cuando, apaga la luz y desconecta de todo para reconfortarse y llenarse de energía, para seguir viajando por esos universos infinitos, paralelos, invertidos y tan intrincadamente complicados como para perder el norte y desviarse del rumbo... difuminándose, al fin y al cabo, la luz de salida.

Pero un haz de luz como este debe saber dar solución a los problemas, bien atravesándolos o bien rodeándolos. Y así, comienza una historia contenida, total y parcialmente en ese haz, que no sabe demasiado bien cómo ha sido convencido para emprender este viaje, tremendamente agradable y realmente extraño. Un trayecto en el cual consume gran parte de su energía para participar en él y por ese motivo no le quedan fuerzas ni ganas de recordar aquellos momentos felices (con un toque de incertidumbre) por los que pasó cuando todavía era primavera y principios de verano. Quizá todo haz de luz, por el mero hecho de serlo, debe pasar por la incertidumbre, la emoción y - ¿por qué no?- el encanto que supone saber que otro haz está viajando a su lado, la alegría de que algo comienza a ir bien, o la tristeza a la primera de cambio, la amargura y el resquemor que queda de aquel camino que pudo ser escogido pero que no fue así y un sin fin de sentimientos que al pequeño haz de luz todavía le quedan por experimentar, eso sí, durante su largo camino a través del ilimitado universo. Tan rápido como es, se va alejando y alejando hasta que solo queda un tenue destello en el horizonte.

Finalmente, me siento sumergido entre una maraña de miles de fibras que me atrapan en una red lumínica, dislumbrándome, sin dejarme salir. Pero no haremos una montaña de un granito de arena. El último haz, acabará por resurgir y vencer los miedos que limitan el llegar a conocer otro haz. Pero...

Y... ¿si te dijera que ese haz de luz eres tú, y soy yo?
Se podría decir que nada es imposible, los haces -que no las heces- de esta especie son capaces de todo si se lo proponen, y es que luchando hasta el final se ganan grandes batallas...




corren, corren pels carrers corren,
paraules que no s'esborren,
imatges que no s'en van...
i ploren, ploren pels carrers ploren,
com gotes d'aigua s'enyoren
aquells que ja no es veuran...

lunes, 6 de julio de 2009

Entre nubes alisias



Asomarse a la terraza y divisar el paisaje, un paisaje montañoso, repleto de pequeñas urbanizaciones -la llamada población flotante-, asímismo pobladas por adosados y viviendas unifamiliares. No sin antes pasar por una extensa planície llena de cultivo de regadío regional,
y su correpondiente "alquería", cada vez menos productivo gracias a las primeras potencias.
Y las cimas montañosas invadidas por enormes cúmulos nubosos, que de manera inminente se acercarán gracias a las corrientes de aire, mientras descargarán toda su furia encima nuestra. Y girarte y ver el mar rompiendo olas en las cercanías de la orilla, y pararse a escuchar ese regalo de la naturaleza tan codiciado para los que no tienen el privilegio de tenerlo tan cerca.


Qué bonito recuerdo me trae este tiempo, esta perspectiva de ver el mundo. Todo me lleva a cerrar los ojos y ver dónde estaba hace unas semanas, sumergido en un lugar totalmente diferente y a la vez tan parecido. Diferente en todos los sentidos desde la compañía, pasando por la independencia, hasta la suma de valores que aprendí, gracias a un trocito de todas y cada una de las personas de las que me rodeé.

Aún añoro con ansia esas dos vueltas completas a un lago salado de magnitudes considerables, dominado por una enorme zona de ocio rodeada de rocas (de dudable procedencia, eso sí). Esos posteriores paseos por la costa rocosa, de procedencia volcánica, llenos de desenfrenada exploración y excitación. (Qué decir de esos momentos, pidiendo dinero, o expectantes a posibles encuentros con cierta persona, o de esas conversaciones nocturnas que parecían no tener fin).

Qué difícil se me haría contar cada momento ocurrido en ese lugar, pero hoy necesitaba sacar a la luz alguno de esos momentos, porque el tiempo de aquí me ha hecho recordar y sentirme afable para ello. Volver sería una locura para todos, aunque la broma ha quedado en el aire. Fue algo grande que, como otras muchas experiencias, pasan a formar parte de lo irrepetible. El deseo para todos es que podamos tener la misma salud para vivir viajes como este a lo largo de nuestras vidas.

Y es que mientras estás, parece que no va a acabar nunca, como si una semana fuera infinita. No obstante, algo nuevo como esto lo aprovechas al máximo. Pero después de unas semanas, ya en tu hogar, te das cuenta de la magnitud del problema: de la añoranza de lo breve e intenso a la aceptación de que solo fue eso, muchas veces asimilada por la felicidad que supone tener un recuerdo que poder contar en unos años. Y como todo en esta vida, el viaje también tenía fecha de caducidad... así como esta entrada.

Un saludo!

viernes, 3 de julio de 2009

Acostarse y volar


Plash! Chapuzón en un agua todavía limpia y clara, templada tirando a caliente. Me gusta más helada, que te haga sentir el frío en los huesos, que despierte todos tus sentidos, tras una siesta de esas que te levantas "atolondrado", con un sol radiante a las cinco de la tarde. Fría o templada, se agradece el refresco que aporta en la piel.

Y te sumerges, y cierras los ojos y te abstraes de todo tu alrededor. Solo oyes tu respirar y el ruido lejano de algún que otro vecino hablar en la superfície. Y vuelves a salir a flote. Pero necesitas relajarte y te acuestas sobre el agua, notas cómo tus oídos se taponan. Ya nada es audible, sólo tu respiración; inspiración, asciendes sobre el agua, expiración, cuidado nos vamos para el fondo...
Pero te aguantas, haciendo fuerza con los brazos. Abres los ojos y se topan con algunos edificios, las nubes, algunas golondrinas aún haciendo o rehaciendo los nidos en las esquinas, y el cielo azul. Y, mirando al cielo, ves figuras imaginarias descritas por nubes blancas, grisáceas o casi celestes. Sigues cada nube y cierras los ojos, pensando en todo lo pasado y deparando todo el futuro en un instante. Imaginando o recordando cuando estuviste tan arriba, a la altura de ese avión rutinario destinado a algún paraíso lejano que está sobrevolando los tejados. Y sientes cómo fue aquel vuelo y notas cómo te sientes libre, suspendido en el agua y mirando al cielo, deseando ser una de esas aves que pasan rasantes el agua en busca de algún bichito que comer pero ascienden decepcionadas. Y volar... volar y volar, hasta que todo pierde el encanto cuando te viene una onda expansiva del graciosillo que se ha tirado en "bomba".

En fin, pequeños instantes, que valen la pena vivir, que te dejan un buen sabor de boca y reconfortan a uno mismo para seguir adelante con sus propósitos. Y es que de vez en cuando, viene bien dejarlo todo y pararse a pensar en esos "qués" y "porqués" que tanto nos preocupan. Además, la dejadez de no pararse un instante a pensar, hace que se te enturbie la mente y con ella, los propósitos. Por eso, me gusta sacarlos a la luz, uno por uno quitándoles el polvo y colocándolos otra vez en esas estanterías con formas de nubes, abstractas, que aparecen en el ático de nuestro ser.

jueves, 11 de junio de 2009

Tardes de invierno tardío IV: Café Real





Suena el despertador y con él comienzan a entrar los primeros rayos de un lunes cualquiera por las rendijas de la persiana bajada. Todavía cuesta abrir los ojos y pese al calor inminente las sábanas se siguen pegando.

Volviendo a releer la postal, pienso qué debo hacer. Quizá debería disfrazarme, ponerme un bigote y unas gafas de sol, llegar al Café y esperar. Aguardar en la penumbra de la última mesa y esperar. ¿Esperar a qué? ¿A quién? La imagen de la postal lo dejaba bien claro, pero cabe la posibilidad de ser una broma o un malentendido. O llego a las 4 en punto y me expongo a todo, desarmado, sin ninguna posibilidad de reacción. Sí, creo que es mejor ir antes, familiarizarme con el local. Al fin y al cabo, es mejor jugar en casa que ser el visitante. De todos modos, iré con gafas de sol y el bigote postizo de mi abuelo.

Imposible aparcar, debería haber venido a pie, pero con el calor que hace, se me habría despegado el pegamento, imposible tomar ese riesgo. Al fin, alguien se va...oh, no sólo dejaba la chaqueta. Días como hoy paraba el coche en medio de la calle y desaparecía. Pero mejor no llamar la atención. Ahora sí, un hueco libre en todo el centro, un milagro.


Me acerco al "Real", las 2 y media, la hora de los últimos cafés o los primeros "coñacs" de una tarde de dominó. Hay poca gente en el antro, así que me dirijo, como estaba programado hacia el fondo, y espero. El camarero me ve pasar pero al ver mi indiferencia sigue fregando la barra y con sus quehaceres.
El local parece acogedor, con un aroma a diferentes tipos de café entremezclados con el ambientador de lavanda y almizcle. Saco el periódico, genial para camuflar el rostro y a la vez abrir mi campo de visión en el momento que desee. Parece una acción detectivesca, pero no soporto este tipo de citas enigmáticas en las cuáles esperan que vengas desprotegido a un lugar que apenas conoces.


A las 4 menos diez, el joven sirviente se quita el delantal y lo cuelga. Se despide de unos clientes, esperando el relevo. Y en ese preciso instante entra una mujer con un pañuelo en la cabeza y una bolsa de gimnasio y se queda hablando con el otro camarero hasta que se despiden. Han pasado unos meses. Al parecer ha cambiado de tinte de pelo, ya no es el mismo castaño, ahora es más claro, pero la fragancia personal que emana sigue conservándose. Y poco a poco, va fraguándose en mis fosas nasales y la inhalo. Es mi droga. Ya había olvidado todo este ritual, desde que la veía, la atracción se hacía cada vez más intensa. Y sigue igual de despistada, igual de preciosa. Parece no percatarse de mi presencia
. Y bien, definitivamente, es ella. A partir de aquí no entra dentro de los planes, y ahora, ¿qué hago?

martes, 9 de junio de 2009

Él, ella y la doncella desamparada


Lee primero Ayer y sus dudas, Correr tras ella, o no? Esa es la cuestión, La otra versión y Tan fácil como una simple mirada (tómatelo con calma)


Al mismo tiempo que la señorita del tacón se colocaba bien el zapato en la distancia, ella bajaba por los escalones desgastados por el paso de los años, algo destartalada al andar porque no frecuentaba el uso del tacón, pero que le daba un aire bello, imperfecto y delicado. Pero daba igual, se quedó mirándola embobado, estaba preciosa, con su sonrisa, que tiempo atrás le recordó que era hipnotizante, sus ojos, su todo. Al principio se sentía reacio a establecer algún tipo de vínculo con ella,
simplemente porque no eran los planes estipulados. ¿Y es que realmente hay algún motivo por el cual obedecer un plan que se ha hecho con el uso de la razón y no con el corazón? Algunos dirán que sí, porque el ser racional puede con todo, es fuerte, mientras que el que se deja seducir por lo banal es débil, inmoral o, si más no, irracional. Pero realmente, en el amor no hay reglas, no hay planes previos, solo analogismos, que tan cierto puede ser algo como su contrario. En definitiva, no tenía razón alguna para evitar aquella situación.

En este caso, ella fue la que dió el primer paso, se le acercó por detrás, hasta que notara su aliento y le posó las manos sobre los hombros. Él se giró asombrado, porque no la esperaba, simplemente divisaba al infinito pensando en aquella chica que lo ignoraba, la que le impedía compartir miradas con otra, el muro irrompible hasta esa altura de la noche. Ella y su sonrisa, sus ojos verdosos con una manchita marrón en el iris, que la diferenciaba de cualquier otra mirada. Una mirada intensa, llena de energía, que te lo decía todo con ella. Hablaron y hablaron, hasta saciar sus deseos mútuos. Más tarde, la música hizo presencia y los cuerpos empezaban a ondularse al ritmo de la samba, del reggae o del pop-rock. Ellos se cantaban versos de enamorados, versos llenos de intención y delicadeza. Ambos sonriendo, ambos cantando, felices como nunca, inmortalizando aquellos momentos para el resto de sus vidas y esperando que llegase el verso siguiente y aumentar la intensidad de la situación. Realmente, la chica del tacón tenía motivos para largarse de aquel antro y no volver más, pero no merecía otra cosa. Hay veces que sin ningún motivo te encuentras en situaciones desagradables, pero aquella, se lo ganó a pulso. Y se largó.

Entonces, la preocupación que todavía resurgía en leves oleadas en el interior del chico, cesó por completo. Ya no merecía a aquella chica que corría bajo el bulevar, ya solo merecía destruir el muro, recuperando así, los momentos perdidos que tantas noches le había arrebatado la "diva" y aprovechar cada instante compartido con ella a lo largo de la noche, la que en otros lugares responde al nombre de "Vereta"...

Todavía faltan muchas líneas por escribir, del amor entre ellos dos, pero cuenta la leyenda que sus almas nunca envejecieron y por eso, todavía se dice que esas dos almas pululan de entre los vivos, para unirlos de vez en cuando, al azar. Y sin saber muy bien cómo, un día te levantas y notas una atracción irrevocable por la chica de al lado. No hay explicaciones científicas, sólo que juntas pueden causar tan gran poder de atracción que emanan juventud, bienestar y felicidad. Y cuidado, el día menos pensado puedes caer amarrado en sus garras y, cierto es, no desearás salir de ellas.

Fin de la historia, algunos hechos están basados en la realidad y otros, porqué no, podrían ser posibles... (aunque algo improbables). A continuación vuelve "Tardes de invierno tardío" y posteriormente habrá un parón de una semana y media más o menos por el viaje que realizaré, aunque se puede extender de manera indefinida debido al verano... Quién sabe, de todos modos intentaré estar...
Un saludo!

domingo, 7 de junio de 2009

Tan fácil como una simple mirada



Lee primero Ayer y sus dudas
, Correr tras ella, o no? Esa es la cuestión y La otra versión (tómatelo con calma)


Su camino desembocó a un lugar nunca antes visitado. Quizá por falta de tiempo, por falta de ganas, nunca estuvo por allí, y dió la "casualidad" que unas mensajeras se presentaron por aquel lugar. ¿Mensajeras de quién? ¿Mensajeras del diablo?, ¿del vigilante?, ¿del cotilla?, no se sabe, o simplemente se dejaron caer por allí. Esperaron al acecho, hasta que se quedó solo para acercarse e insistirle en que siguiera intentando, que aunque ella se hubiera ido, no significaba que no deseara estar con él, simplemente que era una mujer difícil. El chico ya estaba demasiado harto de tantas falsas esperanzas, ya no servían de nada. Quizá ahora, el peor error ya no fuera que él no salió corriendo tras ella, sino que ella no se debiera haber marchado. Y es que a veces, hacen más daño las esperanzas que la cruda realidad.

Pero él se extrañó, las dos no se movían de su campo de visión. Se sentía vigilado," ¿pero qué creen que hacen?, ¿acaso aquella que marchó tendría algo que ver?" Le asaltaron las dudas, pero ya no tenían el suficiente peso para detenerlo. La noche había tomado una dirección inesperada. De hecho, él había pensado hacer todo lo contrario de lo que finalmente hizo y no se arrepintió, ni mucho menos. Se dió cuenta de que a su lado hay personas que valen mucho más que una pobre chica que va de diva por la vida. Gente con la que se sentía correspondido, gente a la que realmente quiere y aprecia. Sí, al fin y al cabo, que se fuera por donde había venido, no fue una mala decisión. Una decisión que le abrió los ojos para tumbar el muro que ocupaba gran parte de su espacio, un muro que tapaba muchas de las delicias que ahora le rodean.

Ahora él ya no la buscaba para dejar de vivir entre grises. Ahora le daba igual que fuera blanco o negro, sólo le quería agradecer el esfuerzo empleado para ignorarle con tanta sutileza y prepotencia, porque, a veces las guerras se ganan sin llegar a la batalla, incluso sin el diálogo..., con una simple mirada. Una mirada de las que no hacen daño porque te petrifican por dentro y ni te enteras.

Adiós...


Continuará...

La otra versión


Lee primero Ayer y sus dudas y Correr tras ella, o no? Esa es la cuestión


-Bueno, chicas, esta es la noche, aquí hoy puede cambiar el ritmo de la vida, pero vamos a hacerlo bien. Primero haremos un paseo para ver cómo están las cosas después de tanto tiempo -ordenaba emocionada.

-¿Crees que aún estará por ti? No sé, ha pasado mucho tiempo desde aquello... -comentó.

Tres chicas se le acercaron, pasaron por su lado, él miró de reojo, pero no tuvo el valor de decir nada. ¿Por qué? Quizá espera a verme sola, seré paciente pues.

"No recuerdo desde cuándo no lo veía así, de hecho lo tuve tan cerca en un momento tan parecido, pero no recuerdo dónde ni cuándo. Iba elegante, a veces nos cruzábamos las miradas, pero yo me sentía molesta e impaciente a la vez, y giraba la cara en breves movimientos. Esperaba que se acercara pero era duro, o vergonzoso, pero por el tiempo que tuve para conocerlo me quedo con lo primero, aunque tal vez se sintiera incómodo hasta bien entrada la noche. Así pues, esperé hasta que..."

Creo que me quería poner una florecita detras de la oreja, pero se le atascó. Tenía las manos temblorosas y me saludó. Me empezó a subir un ardor, una adrenalina que no sentía desde hacía meses. Por primera vez entrecruzamos unas palabras, no fue demasiado extenso, pero fue un comienzo. Quizá la noche nos llevaría a buen puerto, a fin de cuentas. Pero, un momento...

-¿Quién es esa?, ¿Pero qué hacen?-preguntó desesperada y mirando impaciente.
-Pues están bailando..., deberías acercarte...
-No, no... faltaría más, si quiere algo que venga, él se lo pierde -contestó con un aire despectivo.

Pero el "tierra trágame" comenzó a segregar su brebaje dentro de ella a medida que no se separaban, que seguían entonando canciones, moviéndose al son y riendo como niños.

-No, no, no puedo aguantar esto más, me largo de aquí, no quiero ver esto -dijo resignada.
-Anda, no te vayas, quédate con nosotras y olvídate de él, quizá sea lo mejor... ya has visto que mucho caso... no hace-intentó animar.
-Me quedo un rato más por vosotras, pero en cuanto termine, desaparezco y mañana será otro día. Eso sí, quiero que lo sigáis y no dudéis en informarme sea la hora que sea, ¿de acuerdo?
Asintió.

Minutos más tarde, él ya estaba fuera, seguía mirando pero no sé qué quería, quizá no se decidía entre mí y aquella que desconocía. Así que tomé la decisión, yo decidiría por él, me marché y fin de la historia. Aquí acaba un amor que no llegó a fraguar, y en un último intento murió entre los pensamientos, sin reacción posible... hasta próximo aviso.

Continuará...