viernes, 24 de octubre de 2008

Aprender es recordar


Y aquella noche jugaban al escondite, ahora pagaba uno, ahora pagaba otro. Mientras uno buscaba, el otro se escondía. Éste último se lo hacía muy difícil al primero, el cuál empezaba a aborrecer aquella situación, se le estaban desvaneciendo las esperanzas de poder encontrar a su amigo, pues era la noche la cuál cegaba su entorno y no podía distinguir nada. Desesperado se sentó, pensó dónde podría estar, pero su camarada no hacía sino que esconderse aún más, de manera que más tarde no podría volver, porque se había perdido en la oscuridad.

El primer muchacho, harto de obligar sus ojos a ver en una noche de luna nueva dió media vuelta y se largó, como si nada hubiera ocurrido. Había pasado ya mucho tiempo buscándolo, gritándole, pero no oía respuestas. Así que desistió.

Unos meses después...
El niño ha encontrado un amigo, un amigo que sí, sabe esconderse cuando es preciso, pero también sabe aparecer cuando las circunstancias le llaman. Juegan a todas horas y mantienen largas conversaciones, se divierten. La cuestión es que el segundo muchacho estaba tranquilo mientras creía que su amigo estaba sólo. Pero cuando se enteró de que tenía un nuevo amigo, sus sentidos se dispararon y no pudo remediarse ir a hablar con él, ¿celos? El muchacho ya había olvidado a su amigo de escondidas en la noche, cuando sin más, aparece en la puerta de su casa. Abre la puerta, necesita explicaciones pero ya sabe que por muchas explicaciones que le dé, es demasiado tarde, como diría la canción, «a buena hora». La escena termina con un portazo merecido, era demasiado tarde ya. No costaba nada haber llamado durante esos meses para preguntar cómo iban las cosas pero la gota que colmó el vaso fue cuando le dijo que no había tenido tiempo para avisar a su gran amigo, un amigo que había perdido a pulso.

El chico, volviendo a la habitación, reflexionaba sobre lo que le había dicho a su amigo del pasado, se sentía mal por una parte, pero por otra, pensaba que estaba bien hecho. Puede que en un futuro se vuelvan a encontrar, pero eso serán cosas del destino o casualidades de la vida, tal vez.

Pues esto es lo mismo, es como jugar al escondite, cuando estás, el otro está escondido; por contra, cuando el otro busca y espera, el primero desespera y aborrece. Y así es como funcionamos, sin llevar un mismo sentido, y ya no varía el sentido, sino la dirección. Se está perdiendo, se ha escondido tanto que no sabe salir de su escondite.

Ahora la vida seguirá describiendo la segunda parte del relato. De hecho, ya se están escribiendo las primeras líneas.

De una manera bastante fácil (creo yo) se dan a entender bastantes cosas. Gracias a quien descubrió las metáforas...o mejor dicho, a quien las recordó primero.

...y es que esto ya se mueve, el tren ha elegido el rumbo. Próximo destino...(escribiéndose)

Añado una canción que tiene bastante en común con el relato.




~Todo por hoy~

Atte: Carlos




jueves, 2 de octubre de 2008

Un posdata personal



Bueno como reseña a mi mismo, pendiente actualización que tengo ganas de hacer en breve sobre aspectos que están mente, pero por la desgracia de no tener 30h al día disponibles pues no te puedes parar mucho a reflexionar. Pero en fin, esperamos que lo haya en unos días.

Y para que no sea una entrada en vano para el visitante pues hago publicidad de la web que me enseñó Álex para enviar sms gratis desde tu propio ordenador a móviles. Únicamente debes registrarte y podrás enviar 5 sms por día. La parte mala, pues que los mensajes pueden contener hasta 100 caracteres, no saldrás como remitente a quien le envíes el mensaje y por último, le saldrá publicidad después de tu mensaje.

Hoy me quedo con la versión de Frank Sinatra de "Fly me to the moon" dedicada a mi primera clase de Acompañamiento en la cuál hemos "flipado" como nunca, disfrutado como niños. Gracias.





~Todo por hoy~


Atte: Carlos