domingo, 25 de diciembre de 2011

El copito de nieve dice frío frío frío


Cálzate, abrígate, baja las escaleras, calienta los gemelos, estira los cuádriceps y sal a correr. Respira por las fosas nasales. Todavía el cuerpo se está adaptando a la nueva tarea. Tarea como un todo; miles de funciones simultáneas, en concreto. Abre bien los ojos, nota como el aire frío perfila tu rostro y te hace fuerte. Mira, observa, escucha, siente tu entorno. Baja hasta el auditorio, llega a la feria, sube por Mar, mira la nueva infraestructura, elucubra cómo carajo se sostendrán esos pilares, ese arco... enfila Colón, La farola, Ribalta, árboles, luces, frío, sudor, calor, latidos por minuto, vivo, estira y vuelve a casa de nuevo para sumergirte en una cascada de hache dos O caliente caliente, frío frío, como el copito de nieve...

Muy rico.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Crits a la mar


Se levanta de la cama, se encaja el batín de invierno, se calza sus zapatillas de estar por casa y acelera su cuerpo por el pasadizo que lleva a la terraza. En el umbral, un tocadiscos de los años 50; en el tocadiscos, un vinilo. Echa la vista al horizonte y tan solo ve tonos azulados, ni una nube, tan despejado; ni un soplo de aire, todo tan calmo... Las olas, el choque contra las rocas más abajo de la terraza. El umbral, el tocadiscos, el vinilo, el brazo fonocaptor, la colisión entre el vinilo y este último, la reproducción:



"...en la terra humida escric,
nena estic boig per tu,
em passo els dies
esperant la nit...

...com et puc estimar,
si de mi estàs tant lluny,
servint-li he acabat
boig per tu...

...sé molt bé que des d'aquest bar
jo no poc arribar on ets tu,
però dins la meva copa veig
reflexada la teva llum,
me la beuré,
servint-li he acabat
boig per tu...

quan no siguis al matí
les llàgrimes es perdran
entre la pluja
que caurà avui

em quedaré atrapat
ebri d'aquesta llum
servil i acabat
boig per tu..."
Sau~Boig per tu

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Mon chéri


El agua comenzaba a hervir en la cazuela, era la señal de que ya se le podían echar las hiervas. Mientras, me visto, cojo mi muleta y cierro las mochilas. Sirvo el té, le echo azúcar y miro el reloj. Las cinco y veinte. Una hora más y estaré sentada en alguno de aquellos asientos que me llevarán a ver a mi hijo. Aquel amigo de la vida que partió años atrás en busca de un futuro próspero. Ahora ya no lo encuentra, ahora todo quedó atrás. Me siento al lado de un hombre de una treintena de años. Imagino como si mi marido fuera él, de joven, que me acompaña a mí y a mis lágrimas, al sur, a encontrarnos con nuestra familia.

"Bonjour, Antoine, est-ce que tu pourras entrer à la gare et m'attendre, mon chéri?
Merci, Bisous"

martes, 20 de diciembre de 2011

Vuelta a casa por Navidad



Los lápices comienzan a escribir, los borradores se van llenando mientras las agujas del reloj giran como giroscopios. Es una sala de esas americanas, esas con 60 o 70 escalones hacia arriba, con demasiados pupitres cerca unos de otros. Es un aula de los años 70, al estilo anfiteatro de aquella época. Una gran mesa de pura madera, nada de contrachapado, preside esta nueva convocatoria anual. Una prueba que sabía a ironía, sabía que solo unos pocos la pasarían, y el verdugo les da "bon courage", y la carcajada cínica del resto.

Es el fin, tras esto solo quedará la libertad.