sábado, 29 de agosto de 2009

Cambio de aires, vuelta a la rutina








Y a estas horas, que o bien podría estar en la piscina, o bien explorando nuevos caminos encima de una bicicleta, aquí estoy, sentado ante el monitor, dejando mi mente libre para pensar y retener todo lo que ha traído de nuevo el verano. Está claro que cualquier hecho es nuevo y diferente a otro en cualquier época de la vida, pero por muy diferentes que sean, hay algunos que te los esperas, que se ven venir a kilómetros de distancia, y otros que si te los contaban meses antes, era imposible creer que algo así pudiera suceder. Pero está bien aprender a llevar los problemas -y no con el sentido negativo de la palabra- por el camino hacia la solución, es decir, el hecho de hacer frente a todo lo que se presente de repente ante uno mismo, sea bueno o malo. Y ahora, te ves tan diferente y cambiado respecto a un pasado relativamente reciente que a veces, necesitas un pellizco para notar que realmente no es un sueño, es que estás soñando despierto.
Lo reconfortante de la situación no es el haber cambiado, sino estar a gusto con dicho cambio y marcar un punto de control nuevo, a lo largo del camino a la felicidad.

Y bien, ahora mismo, debería hacer frente al cambio de casa, no es nada traumático, ya ves, 12 kilómetros de distancia es completamente negligible comparado a la inmensa distancia que separan familias de todo el mundo. Pero es el significado connotativo que le otorgo a ese cambio, el final del verano, el final de todo lo que se había convertido en un hábito gratificante y relajado. Ya firmaría para que un hábito como éste no tuviera fin. Pero sí, hasta los hábitos terminan o, como poco, cesan por una temporada para dar lugar a otros hábitos también gratificantes pero, en contra, no tan relajados. Y es que, ¿qué clase de personas seríamos con una vida llena de tranquilidad? Creo que necesitamos una serie de incentivos, de metas y retos que cuesten sudor, para disfrutar luego, del premio, la vuelta a ese hábito del que hablaba, llamémosle veraniego. Qué más da, aquí o allá, si lo importante es saber que alguien está pensando en ti, que quiere verte, que espera ese premio de reencontrarse otra tarde contigo tanto como tú.

Detalle turolense


Y una cosa no quita la otra. Los momentos de trabajo van a ser realmente abundantes, y habrá momentos de crisis, por descontado, momentos en los que el premio no será merecido, y el trabajo deberá ser más constante. Y sí, con fuerza de voluntad, con las ideas claras, con los ojos mirando a lo lejos de la carretera, y no en los primeros metros de asfalto, será como se podrán evita
r los obstáculos, observar el entorno de manera más abierta y comprender que cuando algo, inevitablemente, tiene prioridad sobre otro elemento, hay que ceder el paso, y tras él, seguir detrás tranquilamente, sin desesperarse. Porque tiempo para el relax y las horas compartidas nunca faltarán.

Sin prolongar demasiado esto, dentro de dos días volveré a sentarme sobre otra silla diferente a esta, que dejé sola hace unos meses y que ahora ya debe estarme esperando. Sé que estaré más cómodo, también sé que el calor será sofocante y sé que, por mucho que me pese, es lo que hay que hacer. Y ahora, casi que iré a terminar algún libro pendiente para comenzar otros en los que ya estoy ansioso de sumergirme entre sus páginas, como aquel niño que tanto deseaba adentrarse en las callejuelas de esa gran ciudad, Barcelona.

Un saludo!

Abrir puertas,
aprovechar una oportunidad,
tumbar muros abajo, elegir caminos y sendas,
todo lo posible para encontrar, forjar y seguir tu destino...

domingo, 23 de agosto de 2009

Día a día, llegamos al año






-Mira qué grande te has hecho, si parecía el otro día cuando no te aclarabas en cambiar de imagen, o el fondo de colores, o la letra de tus escritos, o cuando no tenías demasiado gusto para decorar tus paredes y mírate hecho y derecho...
-Ya ves, el tiempo pasa y pasa, y sin darte cuenta, todo crece, evoluciona y cambia, porque el mundo así lo decidió, crear vidas, dinámica e interrelación entre los seres. Y es que, como ya he dicho en varias ocasiones, la vida es cambio, y aunque ahora parezca lo máximo alcanzable, no es verdad, evidentemente. Todavía queda mucho camino por recorrer, por descubrir nuevos trucos y novedades en este mundo blogger...

Y así, tras semanas de actividad, otras de abstinencia, este rincón se ha ido formando, poco a poco, sin saber muy bien cómo. Y parece que, a estas alturas, me dé vergüenza decir que ya ha cumplido un año de vida. Quizá es porque desde mí mismo, parece como si no fuera el otro día -como se suele decir- sino como si hubieran pasado años y años desde que fue creado. Puede que ese 22 de Agosto ahora hace un año escogí un año de muchos cambios, desde los más sutiles hasta otros que podrían enumerarse al final de nuestros días, como eventos remarcables entre tantos otros que quedan por llegar. Es más que posible que todos y cada uno de los años vividos hayan tenido cambios destacables, pero al contrario de éste, ninguno antes había sido descrito por entradas en un lugar como el que te encuentras leyendo. Es por eso que empezar a leer desde el principio es una tarea realmente emotiva y gratificante, por el hecho de recordar las circunstancias en que fueron escritas las entradas, el sentido que se le dió en su momento, y el que le das ahora, después de unos meses en que la manera de pensar varía u oscila levemente.

Podría escoger varios escritos de entre los 40 y pocos que he creado a lo largo de este período... sí, ya sé que no son demasiados, que con un poco más de insistencia, podría haber hecho mucho más, pero, yo a mi ritmo, con lo que se me ocurre del día a día, de lo que sueño y quiero reflejar, de todo un poco... pero a lo que íbamos, creo que me quedaré con una entrada que representa realmente mucho más de lo que creo, porque son mis orígenes si más no, y al leerlo, toda esa carga emotiva que intenté representar en el papel, todavía se refleja a flor de piel, cada vez que lo leo. Es por eso que me decanto por esa única entrada del mes de Enero, aunque ya digo, desde un punto de vista muy personal, y con todo lo que connota para quien la escribió.

Y ahora, sólo queda esperar lo que nos contará durante el tiempo que sea posible, a la espera, sin desesperarse, porque las circunstancias de cada uno, permiten a veces dedicarle más tiempo a esto. Pero, creo que la dedicación invertida en este pequeño "libro" se verá en detrimento en un futuro próximo, simplemente por mera selección de prioridades. No obstante, se intentará hacer frente a todo, por supuesto! Así pues, poco más puede dar de sí una entrada como ésta, de felicitaciones y celebración de una etapa insignificante, en cuanto a longitud de tiempo, respecto a la existencia o la creación del todo. En cambio, un año sería extremadamente inmenso para una bacteria que sólo vive unos minutos, por ejemplo. Pero bueno, todo es relativo desde el punto desde donde se mire y con los ojos de quien lo mire...



Cinco minutos más para la cuenta atrás,
hacemos el balance de lo bueno y lo malo,
cinco minutos antes de la cuenta atrás,
ya preparan las uvas hay algunos nuevos,
a los que ya no están echaremos de menos...


Un saludo!

martes, 18 de agosto de 2009

Recortes de mí


Hay tanto que contar, tanto que decir y que se quedará en el tintero. Necesito hablar del silencio, del amor, de los besos, de la inspiración, de la falta de ésta, de la concentración, de las ideas claras, del momento all-bran, del verano en general, del verano en particular, de lo que está por llegar, de lo que nos queda por explorar juntos, de la prueba a fuego que nos espera, que sin saberlo aún, se puede augurar un gran sacrificio por ambas partes. Necesito reflexionar sobre esos sueños del futuro, de niños con caras cubiertas de platillos verdes; sobre esos sueños terrenales que me obligan a pensar demasiado mientras descanso, quizá sean fruto de lo que leo, quizá esas persecuciones policíacas y de investigación me induzcan a soñar con ajustes de cuentas, con saqueadores, con misiones encargadas por alguien desde un móvil. Y te levantas y ya no te encuentras, te levantas cansado, tras una noche de plena actividad cerebral. Y es que a veces, más vale soñar en blanco, que tener sueños complicados y enrevesados.

Y es que más vale vivir el presente y preocuparse por el futuro cuando ya aceche nuestras puertas. No obstante, no me veo capaz de afirmar que puedo cumplirlo a rajatabla
. Necesito pensar en lo que vendrá, quizá por un intento de saciar el miedo a lo desconocido, quizá por mera expectación. Y es que por mucha idea, por mucho que ahora se pueda hablar, los acontecimientos vienen como ellos quieren, sin pararse a pensar qué es lo que uno u otro había planeado. Qué más da, pues, preocuparse otra vez -como el año pasado- por ese mes de cambio, por ese mes en que el decir "esto sí que es vida" ha terminado para dar paso a otra época de esfuerzos, de pruebas, de retos, de algún viaje fugaz, una escapadita aquí o allá. Eso sí que hay que planearlo. No te puedes levantar el día en cuestión y coger el primer tren e impovisar... o sí? Bueno, quizá en otra época se pueda hacer, pero ahora todavía hay que dar explicaciones con papeles de por medio de dónde se va, por dónde, cuánto tiempo, con quién, qué vas a comer, qué vas a visitar,... y después de un sinfín de demostraciones de responsabilidad, quizá se lo piensen, quizá... seguro, (espero) ¿y, por qué no? Hay momentos en la vida que o se viven en su momento o se pierden, porque luego ya no serán iguales, ni mejor ni peor, sino diferentes, ¿no crees?...

...pero ahora frente a frente aquí sentados,
festejemos que la vida nos cruzó;
hay tantos caminos por andar,
dime si tu quisieras andar conmigo...
[Qué buen rollo transmite esta canción :)]



Un saludo!

lunes, 10 de agosto de 2009

Tardes de Invierno Tardío VII: Cierra los ojos y sueña



Y cerré los ojos, notando su tierno calor fluyendo por mi espalda. Y entonces comenzó a hablar:

Cierra los ojos, e imagina un lugar, un lugar diferente al que solíamos encontrarnos, cada tarde. Es más, un lugar nocturno, donde la magia comience cuando el sol se pone. Un lugar especial para los dos, donde las leyes sean impuestas por nosotros, donde nadie más pueda molestarnos. Yo mismo imagino una playa, una orilla donde rompen las olas suavemente, hasta humedecer nuestros pies. Una luna que refleja en el mar e ilumina tu rostro con una luz tenue. Corre, además, una leve brisa que ondula tus juguetones rizos, con los que tanto me gustaba arremolinar mi dedo índice. Y entonces, mientras el miedo se intuye a flor de piel, decidimos qué hacer de nosotros. Y te abrazo fuertemente contra mí, al que le responde una mayor presión por tu parte. Respira hondo, nota la sal diluida en el agua del mar, la espuma y la bruma que se presenta más brillante que de costumbre y las luces de algunos barcos en plena faena o anclados en el horizonte. Y cómo no, las estrellas. Siento el olor de tu cabello, de tu fragancia personal, que penetra en mi ropa como lo hizo en su día, en aquella plaza, cuando te reconocí como alguien especial en mi vida.

Creo que los ingredientes ya están puestos para empezar a cocinar. Y encendemos el fuego, el fuego del amor, que nos envuelve en la arena. No nos preocupa lo que ocurra con la arena, aunque se ensucien los ropajes, ahora ya todo da igual, sólo tú y yo, querida, solos...y que el resto fluya como un único ser... deseando que el tiempo se pare, que las horas no pasen, que no cese la noche, que...

-Buenas noches, permítanme, si no molesto, decirle al paciente que mañana a primera hora ya tendrá el alta. Las mejorías han ido avanzando a medida que ha avanzado la noche. Así pues, ya podrá volver a casa -nos informó el doctor.
-De acuerdo, gracias por avisar..
-Perdone por las horas pero así, ya puede dormir tranquilo.
-No se excuse, ha hecho bien en venir, buenas noches -asintiendo con la cabeza.

...


-Pues bien, mañana por la noche, creo que podemos cumplir nuestro sueño, ¿no crees? Ya no hará falta cerrar los ojos, soñaremos con los ojos abiertos. Hasta entonces, mi lady.
-Espera, y ¿por qué no nos vamos ahora? El médico ha dicho que estás bien, te vistes y salimos rápido, antes de que se den cuenta. Y no perdamos ni un minuto más en esta habitación. Hagamos realidad este sueño tardío... - dije susurrándole al oído.

...dicho y hecho. Él se vistió y con mucha cautela conseguimos pasar la zona de enfermería sin que se dieran cuenta de la maniobra. Parecíamos fugitivos en medio de aquel escenario de camillas y sueros. Y bien, al salir cogimos el primer metro que bajaba a la costa. Y nos tumbamos en la arena, y respiramos la brisa marítima, y me miró, y lo miré, y...

¿Sabes? La espera se ha hecho eterna, ¿cuánto tiempo ha tenido que pasar para que esto ocurra? Desde el 1922, ¿recuerdas? Aquel último día de campamento, no tuve el valor de despedirme de ti. Recuerdo que en aquella vida me quedé huérfano a los pocos años de nacer, y tuve que arreglármelas con mi abuelo. Él lo era todo para mí y yo lo era todo para él. Resulta que una noche previa al campamento, prometimos que nadie nos separaría, nadie. Yo estaba convencido de que así sería, pero llegaste tú, por el portalón de piedra con tu sencilla maleta y por momentos temí incumplir aquella promesa. Los acontecimientos se fueron sucediendo y nadie los podía parar. Yo sabía que todo esto debía tener fin, que si mi abuelo se enteraba, acabaría con él y con sus ganas de vivir. Y así fue, adelanté un día mi estancia en el campamento y a primera hora me recogieron para ir de vuelta a casa. Ahora, tras una segunda oportunidad, me doy cuenta del error que cometí, mi abuelo lo hubiera entendido, es más, su alegría habría aumentado sus ganas de vivir. Una pena, que mi reacción fuese la contraria. Pero bien, tenemos una segunda oportunidad para hacer las cosas como debieron ser. Supongo, además, que te fuera difícil superarlo, que el hecho de desaparecer no era alentador para ti, pero qué podía hacer más. Así fue mi manera de actuar y me arrepiento por lo que tuve en mis manos y no hice, pero me alegro de que pueda arreglarlo ahora.

Mientras el rumor del mar seguía de fondo, él se acercaba, me besaba, me acariciaba, me quería, jugaba con mis labios, me susurraba, me encantaba, le encantaba... y el tiempo no pasaba... hasta el amanecer...


Y los enamorados se quedaron acurrucados eternamente, tanto como lo fue su espera. Por fin aprovecharon la oportunidad que se les rendía a los pies. Se lo merecían, se lo ganaron, él y ella, dos almas reencarnadas, reencontradas y reenamoradas. Desde aquí, suerte en su devenir, que seguro, la tendrán.

FIN



Dedicat a la meua piruleta dolceta, perquè sense tu,
aquest final no hauria tingut sentit...



Y bien, aquí termina Tardes de Invierno Tardío, con dos enamorados que por fin encuentran el momento de expresar todo lo que tenían en su interior en estado puro...










martes, 4 de agosto de 2009

Tardes de Invierno Tardío VI: Ella


-Señorita, ¿es la acompañante?- me preguntó un médico.
-Sí, así es.
-Hemos terminado de hacerle las pruebas. El paciente es diabético y ha sufrido una crisis hiperglucémica, como bien indicó usted cuando se desvaneció en el local. Parece que el pronóstico es bueno. Es por eso que se va a recuperar muy pronto, quizá mañana a media tarde ya le demos el alta -comentó con una voz neutra.
-De acuerdo, ¿la habitación esta abierta a visitas ya? -pregunté algo ansiosa.
-Lo siento, se abrirá en una hora, quizá antes, pero es el protocolo a seguir, después de los análisis.
-Bien, no importa -contesté resignada.



El invierno parecía ser cosa del pasado, y era la primavera la que nos abandonaba. Esa época en que los tilos debían estar en su máximo esplendor, así como todo el campo ondulado, guiado por una leve brisa, durante las horas vespertinas. Los insectos comenzaban a trabajar en su época estival. Las abejas iban de flor en flor, captando su esencia para formar ese jugo tan dulce. Las hormigas comenzaban a salir de sus intrincados túneles, para ver la luz y recaudar todo cuanto pudieran mientras no llegara el frío. Las aves se desplazaban en bandadas de un lugar a otro, y paraban a beber en las orillas de pequeñas lagunas, fruto de las lluvias de mayo. Quién más podría haber divisado todo ese paraje si no era él y yo, aquel verano de campamento. Aquel verano en el que nuestras v
idas se cruzaron, pero por algún motivo, de la noche a la mañana, él desapareció de la faz de la Tierra. Ahora pienso y creo que se nos ha otorgado otra oportunidad, para reconstruir todo lo que dejamos de súbito. Y esa tarde, en el "Real", cuando se quitó sus atuendos, lo reconocí, y era él de nuevo. Creía que nunca se atrevería a venir, dudaba del éxito que habría tenido la postal que dejé posada en aquella silla.

Y así, de repente, ensimismada en mis pensamientos, se acercó y sorprendentemente se atrevió a decirme que "hoy era el fin de esa eterna espera". En fin, los acontecimientos posteriores no hace falta recordarlos. Todo se presentó como una cadena de problemas que giraron totalmente los planes que tenía para esa tarde de verano. Y ahí estaba yo, sentada frente a la puerta de su habitación, a la espera de nuevas noticias sobre su estado, y con unas ganas de poder acercarme a su lado que nunca podría haber imaginado antes de encontrármelo aquella tarde de invierno, cerca de la plaza en que mi abuelo me solía llevar a jugar con las palomas y darles de comer.
Migas de pan por aquí, ahora por allá, y siempre cogida de mi abuelo, como si fuésemos uno. Fue una época en que me encontré muy unida a él. Tenía mucha ilusión por verme crecer, desde los primeros biberones, los primeros pasos, las primeras palabras, hasta los primeros dientes y cuando caían los de leche, qué alegría. Su nieta ya se hacía mayor. Me entra nostalgia aún recordar cuánto podríamos haber recorrido juntos... creo que la fuerza que hay ahí arriba le debería haber permitido disfrutar muchos más años. Se lo merecía, pero bien, el día menos pensado llama a la puerta y, no puedes esconderte entre las sábanas, ni ronronear como un gato. Ese día hay que abrirla. Y así, me dejó, su niña, una niña perdida en el Mundo adulto, aunque sabía que siempre que observara la Luna, él estaría allí, cuidando de mi, el resto de los días. Siempre solía enseñarme las estrellas, me cogía en brazos y señalaba estrellas que formaban dibujos y que tenían nombres extraños. Me decía que con un poco de imaginación todo era posible en esa bóveda celeste. De este modo me indicó cuál era el camino para llegar a nuestra estrella secreta. Una estrella que en los días de luna nueva, serviría para comunicarnos.

Y todo venía por la espera. Tantos años sin él, y ahora, por una hora más dentro de ese largo tiempo, estaba entrando en un estado de desesperación. Pero, pude contenerme, no tardaron demasiado en darle el visto bueno y abrir la entrada a visitas. Me acerqué al hueco de la puerta para observar su interior. Empujé y lo vi, sentado en un lado de la cama, mirando por la ventana al exterior. Ya debía haber notado mi presencia, por lo que se giró y me miró a los ojos, con una expresión de pedir perdón por el suceso.

-No pasa nada, cielo. Creo que si no hubiera sido por ti, me habría muerto por la agonía de perderte. Dejé esa señal, tampoco sabía si tú querías, si realmente habías se
ntido lo mismo que yo al cruzarnos, lo dejé a tu elección. Sabía que no lo hacía bien, que si no hubieras venido, nunca más podría haber vuelto a recuperar el pasado, pero no me quedaba otra, soy así.
-Ya has visto el tiempo que he tardado en llegar a ti, no ha sido nada fácil, y las consecuencias no han sido del todo saludables. Debí cerciorarme de que lo que ponía en el té era sacarina y no azúcar. De ese modo, nada de esto hubiera ocurrido.
-Bueno, como en todo, la culpa no es sólo de uno, siempre hay factores que implican o favorecen que algo ocurra de una manera y no de otra. No sé en qué estaría pensando cuando cogí el sobre erróneo. -contesté casi susurrando al oído.
- En fin, ahora poco podemos hacer hasta salir de aquí. Bueno sí, abrázame y cierra los ojos. Te iré guiando... -me dijo mientras me cogía por la cintura, mirando por la ventana desde la que se divisaban los últimos rayos de luz de esa tarde.


Continuará...

...si hoy estas conmigo
es que conmigo estas;
y si yo estoy contigo,
es porque soy tuyo nada más...