domingo, 24 de enero de 2010

Puertas, caminos, ramas y escaladas

...en definitiva, decisiones.





Quizá es una locura, creo que no debería estar escribiendo, debería guardar estas líneas para contarlas dentro de una semana, pero tengo miedo, tengo miedo de que se me olviden, que cuando vaya a volverlas a remover entre mis callejuelas, no salgan del laberinto como saldrían hoy. 


Para poder entender un poco dónde quiero llegar, debería remontarme a hace unos 8 años, cuando aquel pequeño bajó al pasillo de los pianos, en busca de un buen guía. Él no tenía una imagen nítida de qué esperaba encontrar, así que fue divagando entre las salas, llamando a la puerta por si interrumpía y disculpándose por ello. Veía cómo madres y padres con sus respectivos hijos e hijas, acudían a la cita con su antiguo guía de la vida, con el que ya habían compartido decenas de tardes: ellos y el piano. Nadie más. En este sentido, el chico se había quedado huérfano de guía. Su última profesora lo abandonó, por asuntos de mayores y ya no se supo nada más de aquella mujer. Así estaba él, en medio del pasillo, sin nadie a su lado para darle consejo, sin poder comentar las sensaciones que uno u otro le habían dado durante las llamadas a las puertas. Y bien, la mayoría de los maestros ya tenían una pequeña familia de pequeños intérpretes, y ya no querían otros que no hubieran estado con ellos anteriormente. 





El pobre muchacho miraba el reloj, herencia de su abuelo, con la correa de piel, desgastada por los años, por el roce, por el calor y la humedad. Muchos cerraban ya sus puertas, con los horarios casi zanjados. Y él, miró a un lado y a otro del pasillo, algo desesperado, y de repente se fijó en una puerta de la que todavía salía luz, y se acercó. Toc-toc, y entró. En esta fue bien recibido, con una sonrisa de oreja a oreja, el guía le reconoció como el joven que tocó una Fuga el año anterior y que no lo hizo nada mal. De hecho lo tenía grabado. Comenzaron a hablar, a negociar.


Y así fue cómo el negocio de horarios se convirtió en una bonita amistad, cómo el pequeño fue dibujando una trayectoria musical excelente, de cómo su motivación aumentaba cada día más, y pensaba que nada ni nadie lo podría parar. El profesor nunca decía que lo que hacía fuera muy bueno, siempre le ponía pegas. Eso estaba genial para el niño, porque nunca se derrumbaba por sus críticas, siempre las aprovechaba para mejorar y crecer. El guía le proponía concursos, audiciones, conciertos aquí y allá. Y por si fuera poco, hacía cursos de dos en dos. Ello le aisló un poquito más de las masas musicales del centro, pero no le preocupaban en absoluto. Sabía o tenía la fe ciega de que los buenos amigos aparecen en cualquier lugar y momento inesperados. Y no iba nada desencaminado. Con los años fue encontrando personas afines a su personalidad, que lo sabían valorar y a los que él también valoraba. Y los 8 años desaparecieron para dar lugar al presente. 


Hoy, todo son prisas, clases fugaces, que pasan volando. El niño, que ahora ya ha crecido un poco más, duda de si aquel guía que tan bien le acogió, ha perdido las ganas de seguir escalando. De si todavía quiere ser su compañero de viaje. Tal vez esté disgustado de que este camino, vaya a terminar antes de verano, que sea el camino que sea, ya no lo continuarán juntos. Puede que esa sea la razón, u otra, pero el desfallecimiento, las ganas de acudir a eventos, del éxito, ya no son tan importantes como las de acudir a las clases como un buen aficionado a la escalada. Ambos siguen disfrutando de lo que hacen, no hay duda. Pero, el guía también ve que su pequeño aprendiz ha abierto otras puertas en su vida que también son importantes para él. Y es cierto, la vida abre puertas, muchas. Cuando nacemos las tenemos casi todas abiertas, menos las que eligen unos únicos padres, una única familia. De ahí, se van cerrando, y el camino se va concretando, poco a poco. Pero a su vez, a lo largo de la rama principal van apareciendo pequeñas bifurcaciones a elegir.




Y está bien llegar a un punto en que puedes seguir dos ramas a la vez. Ambos caminos se hacen más estrechos, ya que solo cabe un pie en cada uno. Y así, vas saltando de uno a otro, como puedes, hasta que llega un día en que decides que uno de los dos debería ampliarse, y que el otro quede como un juego, como un hobby con el que seguir disfrutando toda la vida... No obstante, toda la vida, el guía y él seguirán compartiendo ese vínculo a modo de conversaciones, charlas y quedadas musicales.




Y todavía el joven, ya mayor, ni se imagina, cómo será llegar a casa tras un día de trabajo, y  levantar la tapa de su piano, y comenzar a acariciar las teclas de marfil, por amor al arte, mientras su mujer lo abraza por detrás, creando una plácida y relajante atmósfera...



La cuestión es
ser feliz con lo que hagas... 

Un abrazo!

viernes, 1 de enero de 2010

Mirando por la ventana trasera... y decir Adiós





Cada año tiene sus elementos especiales, una frase con la que resumir cada uno, una frase que encierra muchos recuerdos, pero llegamos al 2009 y... el 2009 se recordará por un año cumbre, por uno de esos máximos que aparecen en las gráficas (el absoluto de momento). Digo de momento porque a medida que pasan los años, te das cuenta de que la verdad absoluta no existe, siempre se intenta buscar una verdad más parecida a la realidad, pero nunca igual. De esto te das cuenta en las clases, en la ciencia, en la literatura, el cine, las letras, la música, la historia... En cada ámbito del saber, en su menor medida contiene relaciones relativas, que hasta el momento son ciertas, pero quizá mañana, pasado o el otro esa verdad obtenga un relevo con otra más completa o general.


Es por eso que se hace difícil reducir a una única oración, un único motivo que describa este año que acabamos de dejar. Como poco, improbable. Es más, no haré el esfuerzo en intentarlo, prefiero que en momentos del día, de los meses, sea mi interior el que vaya desgranando, reviviendo esos pequeños y efímeros momentos. Pequeños momentos que estallan y se expanden por cada nervio a modo de escalofrío de tan solo pensar el significado, la textura y el color de cada instante. 


Es por eso que, tras un año tan tan tan.... _ _ _ _ _ (defínalo usted mism@) comienzan de nuevo los miedos, preocupaciones futuras, que vendrán y pasarán como todas las anteriores. La preocupación porqué no sean momentos tan agradables. El deseo siempre es que todo vaya a mejor, mejor de lo que ya es. La realidad a veces toma ese camino y, otras toma otro. Pero no tiene porqué ser todo tan negativo, de todo se puede extraer su parte positiva y, sobretodo, entender la porción que nos ayuda a aprender, a seguir con nuestras metas, con nuestros proyectos y hazañas personales que hacen que la persona crezca en sí misma y lo transmita al resto, a su alrededor. 2010 se presenta como tal, un año diferente, con los miedos al empezar, con las mismas preguntas sin respuesta del qué sucederá...y es así, porque la vida es cambio, y sin él, no habría vida. Que salga mejor o peor, eso lo comprobaremos después de haberlo vivido. 


Poco más por ahora, que acabéis de pasar un 2010  lleno de buenos recuerdos, a ser posible. Y recordad, sin los malos momentos, los buenos, no serían tan buenos.


PD: Mi principal propósito es disfrutar un poco más de la famiglia (entorno)! Y aprovechar el tiempo que pasa sin escrúpulos, a piño fijo, como si fuera la vida en ello..., y así es...




Un fuerte abrazo!


...por comprenderme,
y aceptarme tal como soy...