jueves, 11 de junio de 2009

Tardes de invierno tardío IV: Café Real





Suena el despertador y con él comienzan a entrar los primeros rayos de un lunes cualquiera por las rendijas de la persiana bajada. Todavía cuesta abrir los ojos y pese al calor inminente las sábanas se siguen pegando.

Volviendo a releer la postal, pienso qué debo hacer. Quizá debería disfrazarme, ponerme un bigote y unas gafas de sol, llegar al Café y esperar. Aguardar en la penumbra de la última mesa y esperar. ¿Esperar a qué? ¿A quién? La imagen de la postal lo dejaba bien claro, pero cabe la posibilidad de ser una broma o un malentendido. O llego a las 4 en punto y me expongo a todo, desarmado, sin ninguna posibilidad de reacción. Sí, creo que es mejor ir antes, familiarizarme con el local. Al fin y al cabo, es mejor jugar en casa que ser el visitante. De todos modos, iré con gafas de sol y el bigote postizo de mi abuelo.

Imposible aparcar, debería haber venido a pie, pero con el calor que hace, se me habría despegado el pegamento, imposible tomar ese riesgo. Al fin, alguien se va...oh, no sólo dejaba la chaqueta. Días como hoy paraba el coche en medio de la calle y desaparecía. Pero mejor no llamar la atención. Ahora sí, un hueco libre en todo el centro, un milagro.


Me acerco al "Real", las 2 y media, la hora de los últimos cafés o los primeros "coñacs" de una tarde de dominó. Hay poca gente en el antro, así que me dirijo, como estaba programado hacia el fondo, y espero. El camarero me ve pasar pero al ver mi indiferencia sigue fregando la barra y con sus quehaceres.
El local parece acogedor, con un aroma a diferentes tipos de café entremezclados con el ambientador de lavanda y almizcle. Saco el periódico, genial para camuflar el rostro y a la vez abrir mi campo de visión en el momento que desee. Parece una acción detectivesca, pero no soporto este tipo de citas enigmáticas en las cuáles esperan que vengas desprotegido a un lugar que apenas conoces.


A las 4 menos diez, el joven sirviente se quita el delantal y lo cuelga. Se despide de unos clientes, esperando el relevo. Y en ese preciso instante entra una mujer con un pañuelo en la cabeza y una bolsa de gimnasio y se queda hablando con el otro camarero hasta que se despiden. Han pasado unos meses. Al parecer ha cambiado de tinte de pelo, ya no es el mismo castaño, ahora es más claro, pero la fragancia personal que emana sigue conservándose. Y poco a poco, va fraguándose en mis fosas nasales y la inhalo. Es mi droga. Ya había olvidado todo este ritual, desde que la veía, la atracción se hacía cada vez más intensa. Y sigue igual de despistada, igual de preciosa. Parece no percatarse de mi presencia
. Y bien, definitivamente, es ella. A partir de aquí no entra dentro de los planes, y ahora, ¿qué hago?

martes, 9 de junio de 2009

Él, ella y la doncella desamparada


Lee primero Ayer y sus dudas, Correr tras ella, o no? Esa es la cuestión, La otra versión y Tan fácil como una simple mirada (tómatelo con calma)


Al mismo tiempo que la señorita del tacón se colocaba bien el zapato en la distancia, ella bajaba por los escalones desgastados por el paso de los años, algo destartalada al andar porque no frecuentaba el uso del tacón, pero que le daba un aire bello, imperfecto y delicado. Pero daba igual, se quedó mirándola embobado, estaba preciosa, con su sonrisa, que tiempo atrás le recordó que era hipnotizante, sus ojos, su todo. Al principio se sentía reacio a establecer algún tipo de vínculo con ella,
simplemente porque no eran los planes estipulados. ¿Y es que realmente hay algún motivo por el cual obedecer un plan que se ha hecho con el uso de la razón y no con el corazón? Algunos dirán que sí, porque el ser racional puede con todo, es fuerte, mientras que el que se deja seducir por lo banal es débil, inmoral o, si más no, irracional. Pero realmente, en el amor no hay reglas, no hay planes previos, solo analogismos, que tan cierto puede ser algo como su contrario. En definitiva, no tenía razón alguna para evitar aquella situación.

En este caso, ella fue la que dió el primer paso, se le acercó por detrás, hasta que notara su aliento y le posó las manos sobre los hombros. Él se giró asombrado, porque no la esperaba, simplemente divisaba al infinito pensando en aquella chica que lo ignoraba, la que le impedía compartir miradas con otra, el muro irrompible hasta esa altura de la noche. Ella y su sonrisa, sus ojos verdosos con una manchita marrón en el iris, que la diferenciaba de cualquier otra mirada. Una mirada intensa, llena de energía, que te lo decía todo con ella. Hablaron y hablaron, hasta saciar sus deseos mútuos. Más tarde, la música hizo presencia y los cuerpos empezaban a ondularse al ritmo de la samba, del reggae o del pop-rock. Ellos se cantaban versos de enamorados, versos llenos de intención y delicadeza. Ambos sonriendo, ambos cantando, felices como nunca, inmortalizando aquellos momentos para el resto de sus vidas y esperando que llegase el verso siguiente y aumentar la intensidad de la situación. Realmente, la chica del tacón tenía motivos para largarse de aquel antro y no volver más, pero no merecía otra cosa. Hay veces que sin ningún motivo te encuentras en situaciones desagradables, pero aquella, se lo ganó a pulso. Y se largó.

Entonces, la preocupación que todavía resurgía en leves oleadas en el interior del chico, cesó por completo. Ya no merecía a aquella chica que corría bajo el bulevar, ya solo merecía destruir el muro, recuperando así, los momentos perdidos que tantas noches le había arrebatado la "diva" y aprovechar cada instante compartido con ella a lo largo de la noche, la que en otros lugares responde al nombre de "Vereta"...

Todavía faltan muchas líneas por escribir, del amor entre ellos dos, pero cuenta la leyenda que sus almas nunca envejecieron y por eso, todavía se dice que esas dos almas pululan de entre los vivos, para unirlos de vez en cuando, al azar. Y sin saber muy bien cómo, un día te levantas y notas una atracción irrevocable por la chica de al lado. No hay explicaciones científicas, sólo que juntas pueden causar tan gran poder de atracción que emanan juventud, bienestar y felicidad. Y cuidado, el día menos pensado puedes caer amarrado en sus garras y, cierto es, no desearás salir de ellas.

Fin de la historia, algunos hechos están basados en la realidad y otros, porqué no, podrían ser posibles... (aunque algo improbables). A continuación vuelve "Tardes de invierno tardío" y posteriormente habrá un parón de una semana y media más o menos por el viaje que realizaré, aunque se puede extender de manera indefinida debido al verano... Quién sabe, de todos modos intentaré estar...
Un saludo!

domingo, 7 de junio de 2009

Tan fácil como una simple mirada



Lee primero Ayer y sus dudas
, Correr tras ella, o no? Esa es la cuestión y La otra versión (tómatelo con calma)


Su camino desembocó a un lugar nunca antes visitado. Quizá por falta de tiempo, por falta de ganas, nunca estuvo por allí, y dió la "casualidad" que unas mensajeras se presentaron por aquel lugar. ¿Mensajeras de quién? ¿Mensajeras del diablo?, ¿del vigilante?, ¿del cotilla?, no se sabe, o simplemente se dejaron caer por allí. Esperaron al acecho, hasta que se quedó solo para acercarse e insistirle en que siguiera intentando, que aunque ella se hubiera ido, no significaba que no deseara estar con él, simplemente que era una mujer difícil. El chico ya estaba demasiado harto de tantas falsas esperanzas, ya no servían de nada. Quizá ahora, el peor error ya no fuera que él no salió corriendo tras ella, sino que ella no se debiera haber marchado. Y es que a veces, hacen más daño las esperanzas que la cruda realidad.

Pero él se extrañó, las dos no se movían de su campo de visión. Se sentía vigilado," ¿pero qué creen que hacen?, ¿acaso aquella que marchó tendría algo que ver?" Le asaltaron las dudas, pero ya no tenían el suficiente peso para detenerlo. La noche había tomado una dirección inesperada. De hecho, él había pensado hacer todo lo contrario de lo que finalmente hizo y no se arrepintió, ni mucho menos. Se dió cuenta de que a su lado hay personas que valen mucho más que una pobre chica que va de diva por la vida. Gente con la que se sentía correspondido, gente a la que realmente quiere y aprecia. Sí, al fin y al cabo, que se fuera por donde había venido, no fue una mala decisión. Una decisión que le abrió los ojos para tumbar el muro que ocupaba gran parte de su espacio, un muro que tapaba muchas de las delicias que ahora le rodean.

Ahora él ya no la buscaba para dejar de vivir entre grises. Ahora le daba igual que fuera blanco o negro, sólo le quería agradecer el esfuerzo empleado para ignorarle con tanta sutileza y prepotencia, porque, a veces las guerras se ganan sin llegar a la batalla, incluso sin el diálogo..., con una simple mirada. Una mirada de las que no hacen daño porque te petrifican por dentro y ni te enteras.

Adiós...


Continuará...

La otra versión


Lee primero Ayer y sus dudas y Correr tras ella, o no? Esa es la cuestión


-Bueno, chicas, esta es la noche, aquí hoy puede cambiar el ritmo de la vida, pero vamos a hacerlo bien. Primero haremos un paseo para ver cómo están las cosas después de tanto tiempo -ordenaba emocionada.

-¿Crees que aún estará por ti? No sé, ha pasado mucho tiempo desde aquello... -comentó.

Tres chicas se le acercaron, pasaron por su lado, él miró de reojo, pero no tuvo el valor de decir nada. ¿Por qué? Quizá espera a verme sola, seré paciente pues.

"No recuerdo desde cuándo no lo veía así, de hecho lo tuve tan cerca en un momento tan parecido, pero no recuerdo dónde ni cuándo. Iba elegante, a veces nos cruzábamos las miradas, pero yo me sentía molesta e impaciente a la vez, y giraba la cara en breves movimientos. Esperaba que se acercara pero era duro, o vergonzoso, pero por el tiempo que tuve para conocerlo me quedo con lo primero, aunque tal vez se sintiera incómodo hasta bien entrada la noche. Así pues, esperé hasta que..."

Creo que me quería poner una florecita detras de la oreja, pero se le atascó. Tenía las manos temblorosas y me saludó. Me empezó a subir un ardor, una adrenalina que no sentía desde hacía meses. Por primera vez entrecruzamos unas palabras, no fue demasiado extenso, pero fue un comienzo. Quizá la noche nos llevaría a buen puerto, a fin de cuentas. Pero, un momento...

-¿Quién es esa?, ¿Pero qué hacen?-preguntó desesperada y mirando impaciente.
-Pues están bailando..., deberías acercarte...
-No, no... faltaría más, si quiere algo que venga, él se lo pierde -contestó con un aire despectivo.

Pero el "tierra trágame" comenzó a segregar su brebaje dentro de ella a medida que no se separaban, que seguían entonando canciones, moviéndose al son y riendo como niños.

-No, no, no puedo aguantar esto más, me largo de aquí, no quiero ver esto -dijo resignada.
-Anda, no te vayas, quédate con nosotras y olvídate de él, quizá sea lo mejor... ya has visto que mucho caso... no hace-intentó animar.
-Me quedo un rato más por vosotras, pero en cuanto termine, desaparezco y mañana será otro día. Eso sí, quiero que lo sigáis y no dudéis en informarme sea la hora que sea, ¿de acuerdo?
Asintió.

Minutos más tarde, él ya estaba fuera, seguía mirando pero no sé qué quería, quizá no se decidía entre mí y aquella que desconocía. Así que tomé la decisión, yo decidiría por él, me marché y fin de la historia. Aquí acaba un amor que no llegó a fraguar, y en un último intento murió entre los pensamientos, sin reacción posible... hasta próximo aviso.

Continuará...


sábado, 6 de junio de 2009

Verdades a medias



Haciendo un "Kitkat" en la saga de "Él y sus cábalas" quiero hacer un comentario sobre el documental que anoche un amigo me invitó a ver y que lo he dejado en la sección de Entretenimiento, así que si quereis ver por dónde van los tiros de mi análisis, desde una opinión como otra cualquiera, podéis ver unos minutos del mismo, o si os interesa, verlo completo. Nota: la primera parte es la única que no está subtitulada.

Para empezar, el título es sugerente, ya que después de tanto bombardeo informativo y catastrófico que hemos recibido a lo largo de tanto tiempo y durante estos últimos años, que alguien te diga que todo esto es mentira, pues causa curiosidad, si más no.

Por lo que puedo entender, el emblema o el icono principal de la teoría del calentamiento global, son las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera con el consiguiente incremento del efecto invernadero. Con lo cual, los rayos que llegan del Sol rebotan en la superficie terrestre y precisamente estos gases de efecto invernadero mantienen el calor cerca de la superficie. Este efecto es imprescindible para mantener la temperatura de la Tierra. Pero bien, lo que defienden las primeras potencias mundiales, el incremento desmesurado de las emisiones de CO2 a la atmósfera por la acción humana, resulta no ser el causante, o al menos, la primera influencia para que ocurran tormentas descontroladas, inundaciones, sequías, huracanes en épocas no habituales o el deshielo de los casquetes polares. Y el porqué el CO2 no es el causante de estos fenómenos lo explican muy claramente en el documental.

Como se supone que ya lo habéis visto, es realmente lógico que una estrella infinitamente más potente que cualquier fenómeno que pueda provocar el ser humano, sea el que decida el calentamiento o no de un planeta que está relativamente cerca. Y como la misma historia, que sirve para entender los hechos políticos y sociales en la actualidad, es necesario que la historia climatológica tenga muestras de eras o épocas en que la Tierra ha tenido una mayor o menor temperatura global. Y así es, pues los datos mostrados de la relación Temperatura-Actividad Solar son más fiables que, por otro lado, la relación CO2-Temperatura.

Como se ve en el documental, la politización del calentamiento global desde la misma Margaret Thatcher ha sido un problema para encontrar realmente la verdad del CO2. Toda esta campaña se ha convertido en propaganda política. De hecho, me quedo con una frase "Si mi carro no funciona bien voy a ignorar el motor, que es el sol, voy a ingnorar la transmisión, que es el vapor de agua y voy a fijarme en un chapote en la llanta derecha trasera, que es el CO2 producido por el hombre. Así de mal está la ciencia."

Tras ver el documental me quedé con un mal sabor de boca, pensar que el CO2 no es el problema del "calentamiento global" (que no tiene que ver con la actividad humana), no soluciona que la deforestación de los bosques, la contaminación de ríos, mares y océanos, la caza descontrolada y la consiguiente extinción de fauna y flora siga su camino a la destrucción. De hecho que la temperatura aumente, que los polos se derritan no son datos objetivos sino, fenómenos periódicos que sirven de precedente a los medios de comunicación para vender y causar pánico en la sociedad. Y es que no es lo mismo decir que los hielos del polo se estan derritiendo como cada año durante la época primaveral que decir que habrá un aumento del nivel de los océanos debido al deshielo inminente, mostrando imágenes del mismo.

Pues bien, en este sentido el documental sirve para darse cuenta de la mentira que han vendido los gobiernos en cuanto a la causa del calentamiento global. Hasta ahí, el documental vale la pena. Pero hay que decir que la mentira, ha mostrado a la sociedad que la actividad humana sí que influye en el medio ambiente porque no se deben malgastar los recursos que la Tierra nos proporciona y dañarla de la forma en que se está haciendo en estos últimos años tendrá repercusiones en el futuro.

En definitiva, de un bando u otro, todo son verdades a medias. Y al final de la cuestión, cada uno tiene que hacer un balance personal y quedarse con lo mejor de los dos.




jueves, 4 de junio de 2009

Correr tras ella, o no? Esa es la cuestión


Lee primero Ayer y sus dudas


Todo parecía ir sobre ruedas, pero el matiz "parecía" es imprescindible para entender que a la salida, como la Cenicienta que debe volver antes de las 12 de la noche, ella desapareció lentamente a la vista. Él la vió, cómo se alejaba, sin ninguna explicación, y pensó en ir tras ella, cogerla del brazo y preguntarle "¿cuánto tiempo vamos a esperar?". Y vió cómo esa oportunidad se hacía más improbable a medida que transcurrían los segundos, hasta que volvió a desaparecer por la avenida, ella, la chica de la avenida. La esperanza de que volviera era enorme..., "¿volverá?- le preguntaba a su amigo".

Después de unos años, él se preguntará cómo habría sido su vida si hubiera echado a correr tras ella, con un grito al aire, con las letras de su nombre. Nunca lo sabrá, porque esa misma noche, él ya escogió una senda del vasto camino de su vida, una senda insignificante para el transcurso de sus días, pero quién sabe dónde estaría ahora si hubiera decidido dar unas zancadas de más.
A medida que pasaba el tiempo, ella no volvía, y decidió enterarse de dónde iba o si iba a volver, por otros medios más directos que la simple espera. Sin saber cómo, unos minutos después lo averiguó y se decepcionó, porque los acontecimientos que podía controlar, se desbordaron, ya nada contaba con sus acciones. Hiciera lo que hiciera ya era demasiado tarde. Pero, resignado, siguió su propio camino...

Continuará...