jueves, 10 de septiembre de 2009

La muñeca de porcelana


Es una muñeca, es un juguete, ¿es un objeto? o casi como alguien más de la familia, es ella, es la muñeca, esa muñeca de porcelana con los mofletes sonrosados, la sonrisa estática y los ojos que no paran de mirar. Es esa misma muñeca, la que da miedo por las noches, la que gira la cabeza y te mira al entrar, una muñeca peculiar, la que oye todas las conversaciones, está atenta a todo lo que pasa por delante. Podría estar olvidada en alguna de esas enormes cajas del almacén, donde los juguetes de la infancia acaban amontonándose, unos encima de otros. Esas cajas que siempre se dice, "un día hay que ir a donarlo a alguien que le haga más provecho que aquí" y nunca se hace. Pero no, la muñeca permanece en el segundo estante del mueble, allí posada, junto a un cochecito de carreras rojo. Es un poco siniestra, vale, nunca me han gustado tenerlas de cerca, pero esta es especial.

Ella no es tonta, y sabe qué ocurre a su alrededor. La gente les teme, las muñecas de porcelana tienen mala fama, como causa de fenómenos paranormales. Pero aún así, ahí estaba ella, quietecita. De hecho, hace unos días, permanecía expectante mientras su compañero de habitación hacía algunas tareas. Es una muñeca que sabe estar callada, no molestar cuando sabe que no debe hacerlo y hablar, girar la cabeza, bromear e intimidar -al estilo Chucky-, cuando anochece. Pues bien, a la pobre muñeca le tocó presenciar alguna de esas disputas familiares que tenían, cada vez más a menudo sus compañero
s de casa. Por tanto, una muñeca de lo más objetiva pudo observar de una manera real, los hechos acontecidos aquella tarde.

La muñeca vio cómo llegó su compañero de habitación, algo agobiado y con ganas de terminar lo que tenía entre manos. Pero bien, ello suponía un esfuerzo y una concentración mínima. El caso es que su dueña (la dueña de la muñeca) llegó a casa, tras un duro día de esfuerzo, con unas ganas inmensas de hablar con alguien, de conversar. Y encontró con un familiar que no estaba por la labor, de hecho le daba respuestas cortas, debido a la concentración que había conseguido, gracias al silencio humano, que no musical... La muñeca veía cómo el nivel de adrenalina que segregaba su compañero aumentaba por momentos. Lo cuál, al saber que el stress es directamente proporcional a los niveles de adrenalina, la bomba comenzaba a hincharse. Pero bien, ella lo veía cómo se contenía.

Y, de súbito llegó un tercer familiar, con aires de reproche y mal humor. Aires con los cuáles, roció al compañero de habitación con acusaciones leves, pero irritantes, debido al estado límite en el que se encontraba. Ella sabía que debía controlar a su amigo, es más, confiaba en que podría hacerlo. Pero llegó un momento en que los dos miembros le abrumaron, y bien, la adrenalina tuvo que salir por algún lado. Un grito desgarrador. La muñeca realmente se asustó. Las paredes temblaron. Es cierto, el Instituto de Ondas Sísmicas captaron vibraciones terribles. Una llamada anónima podría haberles explicado el origen de tal vibración. Desde luego, les habría ahorrado preocupaciones diversas.

El caso, es que su compañero, siguiendo atareado como estaba no se dió cuenta en el lío que se había metido, sin comerlas ni beberlas. Y es que a ella, nunca le tuvieron que decir que ya hablaría con los peces del cuadro por la noche, mientras el amigo dormía, porque era evidente que de día molestaba. Pues así, los familiares deberían entender que cuando alguien está concentrado (algo muy cotizado hoy en día) lo que menos quiere es que algo o alguien le obligue a apartar la mirada de aquello a lo que le está prestando atención. Y es que hay más tiempo durante la tarde/noche, ¿no es así? Hay una función básica de cualquier ser vivo, que es alimentarse. Normalmente, la gente se reúne en una mesa y comparte los alimentos que alguien ha cocinado previamente. Es en ese mismo momento donde la conversación de la tarde, puede comenzar, en un momento de relax, donde se pone la máxima atención a la familia... y a la comida... Por tanto, repasemos, un saludo por la tarde y una conversación por la noche, ¿tan difícil es, cuando la época de estudio ha comenzado? Costará entenderlo...

En fin, así lo vivió la muñeca de porcelana, pobre de ella que no es la primera discusión ni la última que verá con sus propios ojos, tiernos de día, y extrañamente diabólicos en la oscuridad.

Que sí, que sí, todo lo que escribo son tonterías, ¿verdad? Claro, nada se refleja en la realidad, todo parece ser mentira, u otra cosa es que no lo quieras ver. Porque yo ahora mismo, veo esa muñeca de porcelana, posada en la estantería, y oye, ahí está ella la mar de feliz.

...para todos aquellos que no les gusta desconcentrarse,
para los que les encanta marear la perdiz,
para los que de un grano de arena, hacen una montaña,
para los que desean reconciliarse, pero quieren hacerlo difícil,
y, para todos los demás, que no saben de qué va, algún día lo entenderán...

1 comentario:

Mirna dijo...

Yo era así hasta hace ocho o nueve días.
"Sólo hay mentiras y con ello lo que quieres es decir toda la verdad".
Te ha quedado muy bonito, Carlos.
Aunque espero que no esté basado en hechos reales XD

Un beso desde Marte
Mirna