miércoles, 21 de abril de 2010

Un viaje a la dominante



Toc, toc. 




-¿Hola?¿Hay alguien?- se escucha la reverberación en la sala.


Qué soledad, qué oscuridad, un silencio... Vale sí, hablar en silencio, pero tanto silencio? ¿Es  acaso una forma de composición?¿Una partitura con 737 silencios de redonda? El silencio hay que saber disfrutarlo, y también saber cómo componerlo. De hecho hay obras que se basan en el silencio, que además las venden al consumidor como obras para escuchar. Qué ironía. Sí sí, aquí tenéis una versión para orquesta de la obra 4'33 de John Cage, y aquí otra para piano. Vale la pena "escucharlas" y reflexionar de cómo todo un público acude a una gran sala para disfrutar de la música, en este caso, del silencio. Para ver cómo tal cantidad de músicos entrecruzan sus sentidos para crear un silencio total. Desde luego un silencio bien pagado, que sirve de espectáculo, pero al fin y al cabo es una manera original de saborear y enriquecerse con el vacío.

¿Por qué formar un todo con el silencio?  El silencio también crea sentimientos, crea angustia, revive temores, el no saber con qué nos van a sorprender. La espera de algo diferente. Para algunos el silencio es aburrido, se ponen nerviosos si el grupo está en silencio. Parece como si  tuvieran la necesidad de decir cualquier sin sentido solo para "romper el hielo", "para que no pase un ángel". Personalmente, disfruto del mismo, de esperar a aquel que le empieza a picar todo, de analizarle el rostro y ver cómo echa por los ojos miles de palabras que no se atreven a salir por la boca. Otras veces el silencio incluye enfados, rarezas, odios, envidias, pero otras, y son las que más me gusta compartir son las veces en que no importa decir nada más, no hay necesidad. No te sientes obligado a decir nada más y la otra persona contigo tampoco. Simplemente, dejarse llevar por esas curvas ondulantes que describen la mirada, dejarse llevar por olores, por miradas, por la música de fondo, y por otros muchos elementos extrasensoriales sin preocuparse de nada. Evadirse juntos. Es por eso, que durante un mes largo, me he evadido un poquito más contigo, y he prolongado este silencio un poco más de lo que quería, un poco menos de lo que quiero.


En fin, la entrada de hoy no iba a tomar esta tónica, pero ya que la ha tomado, nos iremos a la dominante, a viajar un poquito por el lenguaje. Para ver dónde nos lleva esta partitura, primero llena de silencios, ahora llena de un poco de ritmo lunar. Un poco de ritmo físico, de las mareas, que suben y bajan, que vienen y van, como precisamente las obligaciones. Tampoco quiero llamarlas como tal, porque en el fondo es un placer, es degustar la ciencia, es divertirte resolviendo, descifrando, formulando, analizando, dibujando, calculando, derivando, integrando, sufriendo, borrando, recalculando, y volviendo al principio hasta volverse uno loco. Pero no, mente firme, salirse de ella y rebuscar el camino, viéndolo desde fuera. Dónde estamos, dónde queremos llegar. Perfecto, cueste el tiempo que cueste, pero hace falta analizarse a sí mismo. Ver tu evolución es esencial, porque cada vez pienso más que tanto tiempo enfurecido con  llegar a un lugar sin pensar en el transcurso, puede trastocar, puede hacer que un día el camino se trunque.


En música existe algo parecido de lo que alguna vez te  he hablado. La memoria mecánica y la memoria emocional. Hay quien la distingue con más definiciones. Pero en esencia son estas. Se puede aprender una partitura de memoria simplemente repitiéndola una vez tras otra. Pero en un período corto de tiempo, esa información se perderá. Solo si se analiza esa partitura, si se extrae la esencia harmónica y se intima con la melodía misma, es decir, si se da un volteo por el todo de la obra, es cuando se estará preparado para guardarla en tu cuerpo, en tu persona. Será cuando realmente forma parte de ti. Entonces la sentirás como una prolongación de ti mismo.


Con esto quiero decir que con una memorización mecánica, si pierdes el hilo, ya no sabes seguir. La nota siguiente es una condición de la anterior y cuando un eslabón se rompe, la cadena se desmonta.

Del mismo modo, hace falta reflexión y ver que la vida sigue, que hay gente alrededor que la quiere compartir contigo y que te hace sentir que hacer el esfuerzo, realmente vale la pena.


Y como buena cadencia, todo tema que está en la dominante, que se va a otras tonalidades, que viaja por cromatismos y progresiones de 4ª Justa, volverá finalmente al inicio. A la tónica, a la paz, a la sensación de conclusión, al fin, al silencio... para volver a empezar en otro momento.




Porque sin darte cuenta, la sucesión de esos dos acordes, te encanta.



Un saludo de 1dB ;)!

me evoca un lugar calmado,
sin ruidos, lejos de la ciudad,
lejos de todo, solo cerca de ti...

...cada vez más, no sé cómo salen de mí,
quizá el ansia, que aunque falte tiempo,
ahí van contigo y conmigo, o porque 
tú me das la ilusión, o porque yo la tengo
y cada día pienso oh! otro día más sin hacerlo...


Quién sabe...
~Todo por hoy~










 







 







2 comentarios:

Sara dijo...

Yo también soy de las que adora el silencio... ;)

Natalia dijo...

¿Y alguna vez has reparado en la paradoja que supone abrir el blog de "Hablar en silencio" y que la música que lo envuelve aparezca antes que el texto? Otra ironía :)

Y es que el silencio es uno de los recursos menos explotados y tal vez más efectivos del cine, del teatro, de la música en general, incluso de la literatura.

Siempre se precisan esos insistentes sonidos mecánicos que poco a poco te llevan, que te hacen títere del desarrollo de los acontecimmientos. Cómo olvidar el de "Psicosis" que tan bien se te da emular en presencia de tu madre... xD

En cambio, cuando el silencio se posa sobre nuestras cabezas nos intimida, casi nos aplasta la incertidumbre. ¿Qué vendrá? ¿Será bueno? ¿Será malo? Me encanta la incertidubre de ese silencio que perfora los oídos.

Y luego tenemos otros silencios, a los que yo más bien llamaría "diferentes tipos de comunicación" y que tienen mucha más carga semántica y emocional que cualquier verbalización.
Son los silencios aparentes que se dan cuando hablan las manos, cuando habla el roce labio a labio, cuando las pupilas juguetonas se sonríen y se comunican.
Es entonces cuando las más bellas palabras se dibujan en nuestras expresiones y rápidamente vuelan a nuestro entendimiento, cuando llegamos a la cumbre de lo que yo entiendo como "hablar en silencio".

Esos son sin duda mis "silencios" favoritos y lo que, después de la pizza de Zampapizza, más me gusta compartir contigo :)

Un besote azul.
Natalia.