domingo, 23 de octubre de 2011

Mirar y ver

nada significa nada, palabras que no dicen nada en estas cuatro paredes...
Susurreando para mí mismo, estas palabras, cantando desde mi habitación, desde la nave nodriza de todos los tiempos, escuchando la lluvia ahí afuera, en el pequeño mundo que rodea mis pequeños ojos.

ella sabe y presiente, que algo ha cambiado, donde estás no te veo, es mejor, ya lo entiendo...
... si cada vez que vienes me convences, me abrazas y me hablas de los dos

Me encanta, me encanta que mi cabeza se vuelva loca por ver la Avenida Rey Don Jaime, por ver mi habitación, de tocar mi piano, de pasar por mi instituto, de ver y tocar a tu gente, de oir cosas que había dejado de oir en dos o más meses. Y creo que habían sido más, muchos más meses, en que los ojos eran ojos que miraban pero no veían las cosas tal y como eran en un momento inicial. ¿Por qué, me pregunto? Creo que se debe a que todavía no he aprendido a valorar todo lo que tengo, todo lo que soy yo. Y eso que pensaba que estaba al corriente, pero no. Y no creo que sea un problema, sino un motivo más por el que seguir luchando. Cuando te sientes tan unido y vinculado a una ciudad, a una persona, a unos amigos, no ves nada más, no quieres ver nada más y al final, dejas por ver, y solo miras. Es decir, no valoras todo y TODO lo que funciona alrededor de ti. Y no porque no quieras, es simplemente porque no te das cuenta, el ruido de los quehaceres te ensimisman en esa angustiosa sensación de estar ocupado todo el tiempo.

Y el ir y venir, el venir e ir, el acostumbrarte a algo diferente y volver es, a mi ver, una experiencia apasionante. El ir a decir Monsieur y tener que morderte la lengua, el oir el cambio del super en castellano¿? ¿dónde se ha visto eso?

Ver el alto voltaje que se llevan por aquí en Castellón es del todo irrisorio. Las calles tan iluminadas, la contaminación luminosa, las noches cielo-rojo, las no-estrellas, en contra de poder ver Orión desde una calle cualquiera. Acabas amándolo todo. Acabas amando lo que tienes y lo que no tienes.

En resumen, mi cabeza está llena de pájaros y quiero hacerlos volar :)
Llamadme loco, Arre hunicornio!


Una abraçada!




1 comentario:

Natalia dijo...

Te has convertido en la antítesis de un personaje ideal para Saramago en "Ensayo sobre la ceguera".

Creo que yo también.

Voy con mis quereseres.
Arre unicornio!