jueves, 5 de agosto de 2010

Día 9. Treasure Hunters





Segundo y último viernes en Reino Unido. Ha sido un día exciting y muy competitivo. Por la mañana, lo que viene siendo de costumbre entre semana pero con un plus de despedidas con los profesores de la academia con el certificado de la misma. Algunos compañeros se quedan extrañados cuando las fechas del diploma son 12/07/10 al 16/07/10 ya que lo normal es estar tres semanas o un mes, aunque hay gente que llevaba meses. Es interesante lo de algunos, el llamado año sabático de sabat¿? de descanso será. Se tiran un año al extranjero, buscándose la vida de aquí para allá y acudiendo al estudio del idioma cada día. Es una aventura que no descarto compartir algún día, pero seguro que un año así no me lo tiraría. Quizá un mes, dos a lo sumo. Añoro mi casa, y cuando digo mi casa me refiero a todo lo que me ha ido rodeando durante diciannove anni. Pero creo que es una de las mejores maneras de integrarte en una cultura, y aprender más de ella, porque tienes que buscarte la vida para sobrevivir, y así se aprende mucho, a mi parecer. Por ello valoro mucho a la gente que se lanza a hacer estas locuras. Hoy por hoy, no me veo en condiciones pero oye, una locura es una locura.

En fin, a lo que íbamos, que concluyendo las últimas clases, nos hemos ido a comer de nuevo a la parada de las jacket potatoes. Esta vez ha sido una jacket potato con matture cheese con atún. Deliciosa y llena a más no poder. Por eso, la elección no ha sido del todo buena si pensamos en lo que nos espera por la tarde. Así que había que dejar reposar para que la digestión fuera lenta y correcta. Finalmente, a eso de las tres y media, habíamos quedado en al Park Spice para comenzar con la prueba de campo Treasure Hunt. Se nos han repartido hojas con unas 28 preguntas a contestar. Cuestiones que versaban sobre pequeños detalles de Cambridge que hemos ido viendo a lo largo de la semana. Al principio un poco de desorientación. Yo me hice el valiente de decir, id a hacer esto mientras yo hago lo otro y quedamos en tal sitio. Cuando llegué al lugar donde me deberían estar esperando, no había nadie. Me desmoralicé bastante por pensar que todo había terminado, por ver que no nos habíamos organizado bien. Pero de perdidos al río. Empecé a buscar al resto del equipo y en la estancia de información del ayuntamiento los encontré. Así, pletórico de energía seguimos con las pruebas, corriendo ciudad arriba, ciudad abajo. Me tomé esta prueba como algo personal, muy competitivo, porque me motivaba. Realmente no pensaba que lo lográramos, siempre pienso que hay alguien por encima de ti. Pero fue el momento de contestar la última pregunta, de demostrar que nos la sabíamos. La demostración consistía en encontrar el pub donde Eli, la coordinadora, se encontraba.
Cuando llegamos a la cristalera del pub y la vimos dentro, sentada, sola, aplaudiéndonos, fue tan emocionante… haber llegado primeros. Y nos sentamos a su alrededor, para contar cómo había transcurrido la prueba. Parecía que una de las preguntas nos la saltamos y yo decidí salir calle abajo, corriendo para comprobar esa pregunta. Me agoté demasiado comparado con la poca repercusión que tuvo saber esa pregunta, porque ya desde la distancia y la calma, esa pregunta se la saltaron la mayoría. A medida que llegaban los grupos nos tomábamos refrescos y comenzó el recuento de puntos. Fue ajustado, un punto extra por ser primeros y un mayor número de respuestas correctas dio al grupo el primer puesto. Fue gratificante, el cansancio supo bien y la taza de porcelana con los escudos de los 31 colleges como premio me azucaró un buen tazón de Earl Grey. Más entregas de diplomas, y vuelta al Fitzwilliam para ducharnos y cambiarnos. Algunos aprovecharon el tiempo antes de la cena para preparar la maleta. Yo bajé al café con el Skype. Me moría de ganas por hablar unos minutos aunque fuera. Pero pronto me tuve que ir para hacer la última cena en England, en un Curry, el Curry King. Comida india, salsas picantes y carnes típicas de allí. Bonita cena, con discursos, fotos y un rato de fiesta. Por la noche querían marcha, yo me hubiera vuelto pero visto que era la última noche, quisieron entrar en una discoteca. En la mismísima entrada me atracaron con 5 libras para entrar a un antro lleno de especímenes realmente extraños, música cambiante, arrítmica, insoportable. Ya digo, lo único que añoro es la ausencia de humo en estos lugares, pero por el resto, podríamos haber estado charlando en cualquier buen pub de la zona. De ahí, la fiesta decayó y nos volvimos al college para preparar la maleta (algunos) y dormir después.


~Todo por hoy~

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