miércoles, 15 de julio de 2009

Destellos en el horizonte




Ya era hora, necesitaba tiempo para mí, debía ser algo inminente o estallaba en pedazos. Por fin solo, sentado en la terraza mirando el atardecer, acompañado de una brisa agradable y pacífica. Quizá suene egoísta pero, ¿quién no necesita algo de tiempo para apartarse de todo y centrarse en sí mismo? Debo reconocer que lo necesitaba, llevaba días deseando esa costumbre de escribir algo más de mí. ¿Por qué no lo hice cuando quise? Quizá debiera estar esperando un momento adecuado, un momento en el que me sintiera inspirado, o tal vez dispuesto a contar algunos eventos recientes, pero como viene siendo la costumbre puede que queden enmascarados en algún relato que quiera ser creado en breves.

Por ese motivo, sería un buen comienzo hablar de porqué tengo algo metido en el ojo izquierdo... o derecho -según de quién lo mire-, puede que sea un grano de arena, gracias al cual un forense podría deducir que esta tarde he estado en la playa, inducido por una sucesión de circunstancias que ni un servidor esperaba que ocurrieran a la velocidad de vértigo en la que han sucedido.

Parece que haya sido como un haz de luz viajando miles de kilómetros sin percatarse de las cosas que ha dejado atrás, antes de comenzar ese viaje. Ese haz de luz parece que ha olvidado lo que dejó por su paso en primavera, lo que ha acabado olvidando cuando pasó por principios de verano, todo y habiendo disfrutado cada infinitésima división de segundo en otros mundos. No, no puede haber olvidado. El haz tiene una memoria envidiable, y por eso ha decidido apartar del recuerdo más próximo todo aquello que le provocaba anomalías en su comportamiento. Es un haz peculiar, parece tener vida, pero a veces se confunde con las sombras, ensimismado en sus cavilaciones. Es un haz que, de vez en cuando, apaga la luz y desconecta de todo para reconfortarse y llenarse de energía, para seguir viajando por esos universos infinitos, paralelos, invertidos y tan intrincadamente complicados como para perder el norte y desviarse del rumbo... difuminándose, al fin y al cabo, la luz de salida.

Pero un haz de luz como este debe saber dar solución a los problemas, bien atravesándolos o bien rodeándolos. Y así, comienza una historia contenida, total y parcialmente en ese haz, que no sabe demasiado bien cómo ha sido convencido para emprender este viaje, tremendamente agradable y realmente extraño. Un trayecto en el cual consume gran parte de su energía para participar en él y por ese motivo no le quedan fuerzas ni ganas de recordar aquellos momentos felices (con un toque de incertidumbre) por los que pasó cuando todavía era primavera y principios de verano. Quizá todo haz de luz, por el mero hecho de serlo, debe pasar por la incertidumbre, la emoción y - ¿por qué no?- el encanto que supone saber que otro haz está viajando a su lado, la alegría de que algo comienza a ir bien, o la tristeza a la primera de cambio, la amargura y el resquemor que queda de aquel camino que pudo ser escogido pero que no fue así y un sin fin de sentimientos que al pequeño haz de luz todavía le quedan por experimentar, eso sí, durante su largo camino a través del ilimitado universo. Tan rápido como es, se va alejando y alejando hasta que solo queda un tenue destello en el horizonte.

Finalmente, me siento sumergido entre una maraña de miles de fibras que me atrapan en una red lumínica, dislumbrándome, sin dejarme salir. Pero no haremos una montaña de un granito de arena. El último haz, acabará por resurgir y vencer los miedos que limitan el llegar a conocer otro haz. Pero...

Y... ¿si te dijera que ese haz de luz eres tú, y soy yo?
Se podría decir que nada es imposible, los haces -que no las heces- de esta especie son capaces de todo si se lo proponen, y es que luchando hasta el final se ganan grandes batallas...




corren, corren pels carrers corren,
paraules que no s'esborren,
imatges que no s'en van...
i ploren, ploren pels carrers ploren,
com gotes d'aigua s'enyoren
aquells que ja no es veuran...

4 comentarios:

Mirna dijo...

El final es muy bonito, aunque eres muy filosófico para mí, jorl, quiero más historias de Él y sus cábalas, o Él y ella, ahora no caigo, y Tardes de Invierno Tardío...

Yo ya tengo en mente el desenlace final de Historia de un peligroso reencuentro :)

He cambiado la direccion del blog, ahora es http://mirnaenmarte.blogspot.com
Un beso desde Marte!
Mirna

Anónimo dijo...

Este relato me ha parecido excepcional. Me ha hecho darme cuenta de lo especial que pareces y estoy seguro, eres.

De hecho, te confesaré algo. Hace una semana he dejado a mi novia. ¿La razón? Tú has hecho que me de cuenta de que lo que yo realmente anhelo en mi patética vida, un hombre con tu carisma natural, alguien que sepa comprenderme como es debido.

Besos, un fiel seguidor anónimo, que como en el relato "Él y sus cabalas" no se atreve a confesar abiertamente su profundo amor.

musicarlos91 dijo...

Hola, "anónimo", me alegra que te hayas sentido identificado en el texto y que, en ese caso, te haya ayudado de alguna manera.

Por otro lado, no tengas problema ni rubor de identificarte, o dejarme algún rincón donde pueda leer lo que escribes, si es así. Es más, me gusta oir comentarios de gente con nombre, no de anónimos :)

Hasta la próxima! un abrazo ;)

Natalia dijo...

Y aquí estoy una vez más, ya he perdido la cuenta de las veces que he leído y releído esta entrada que tantísimo dio que hablar en su momento, no tenemos más que echarle un vistazo a sus comentarios xD

Y es que fue la primera que hizo un nudo marinero con mis tripas, y me formuló un "¿y si...?". Inspira, espira. Chorradas.
Hice que la leyeran por aquí, por allá, que me dieran respuestas, impresiones, comentarios. ¿Estoy loca? Quizá. Tiempo.

¿UN GRANO DE ARENA? ¡Yo también tengo uno!-Pensó. Qué casualidad que nos viéramos en la playa. Libro. Pelotita. Lalala(8) Todo muy casual :)
Ya veremos a ver. Tiempo.

"I ara, després de quasi 7 mesos des d'aquesta entrada..." (Comentari d' "Una illa i un vaixell". )

En definitiva, ahora somos el resultado de ese "Tiempo"; como me encanta mirar atrás y pensar "oh, cómo hemos cambiado" cómo hemos mejorado, qué bien estamos, qué bien estaremos mañana, qué bien eres.

Gracias.