viernes, 3 de julio de 2009

Acostarse y volar


Plash! Chapuzón en un agua todavía limpia y clara, templada tirando a caliente. Me gusta más helada, que te haga sentir el frío en los huesos, que despierte todos tus sentidos, tras una siesta de esas que te levantas "atolondrado", con un sol radiante a las cinco de la tarde. Fría o templada, se agradece el refresco que aporta en la piel.

Y te sumerges, y cierras los ojos y te abstraes de todo tu alrededor. Solo oyes tu respirar y el ruido lejano de algún que otro vecino hablar en la superfície. Y vuelves a salir a flote. Pero necesitas relajarte y te acuestas sobre el agua, notas cómo tus oídos se taponan. Ya nada es audible, sólo tu respiración; inspiración, asciendes sobre el agua, expiración, cuidado nos vamos para el fondo...
Pero te aguantas, haciendo fuerza con los brazos. Abres los ojos y se topan con algunos edificios, las nubes, algunas golondrinas aún haciendo o rehaciendo los nidos en las esquinas, y el cielo azul. Y, mirando al cielo, ves figuras imaginarias descritas por nubes blancas, grisáceas o casi celestes. Sigues cada nube y cierras los ojos, pensando en todo lo pasado y deparando todo el futuro en un instante. Imaginando o recordando cuando estuviste tan arriba, a la altura de ese avión rutinario destinado a algún paraíso lejano que está sobrevolando los tejados. Y sientes cómo fue aquel vuelo y notas cómo te sientes libre, suspendido en el agua y mirando al cielo, deseando ser una de esas aves que pasan rasantes el agua en busca de algún bichito que comer pero ascienden decepcionadas. Y volar... volar y volar, hasta que todo pierde el encanto cuando te viene una onda expansiva del graciosillo que se ha tirado en "bomba".

En fin, pequeños instantes, que valen la pena vivir, que te dejan un buen sabor de boca y reconfortan a uno mismo para seguir adelante con sus propósitos. Y es que de vez en cuando, viene bien dejarlo todo y pararse a pensar en esos "qués" y "porqués" que tanto nos preocupan. Además, la dejadez de no pararse un instante a pensar, hace que se te enturbie la mente y con ella, los propósitos. Por eso, me gusta sacarlos a la luz, uno por uno quitándoles el polvo y colocándolos otra vez en esas estanterías con formas de nubes, abstractas, que aparecen en el ático de nuestro ser.

3 comentarios:

Mirna dijo...

Me ha encantado :)


Aunque eso de "inspiracion", asciendes sobre el agua... ¿No te ahogarías? :s


muy bonito :)
Desde Marte
Mirna

Anónimo dijo...

Hola
Que bien dices las cosas. Me gusta este espacio
Te visito seguido

Una pregunta

Cuando desacomodas todas las cosas
Les vuelves a colocar en el mismo lugar?
Hasta otro momento
Clara

musicarlos91 dijo...

Hola Clara, me alegra que hayas visitado mi recóndito espacio, y te invito a que compartas más historias y opiniones en tu blog, si es que tienes.

De la pregunta, supongo que te refieres al último párrafo. Y, en verdad, el proceso puede ser el mismo que en la metáfora de la estantería. Quizá un día te levantas y quieres cambiar la apariencia de tu habitación. Quizá porque en otro lugar tales objetos te sirven más o te inspiran de otra manera, quién sabe...

En principio, me refiero al modo de limpiar las ideas que se tenían antes y que se han podido enturbiar por una serie de prejuicios innecesarios adquiridos con el tiempo. De la colocación posterior, pues puede ser la misma o no. En fin, un saludo! =)